Lo acusaron por la violación de una menor y era inocente

Mauro Enrique Ramírez (33), de profesión parapsicólogo, vivía inmerso en una verdadera pesadilla. Pero un estudio de ADN confirmó que no era autor de ese delito y ayer recuperó la libertad

"Me arruinaron la vida, me trataron como la peor de las ratas", dijo Mauro Enrique Ramírez, el parapsicólogo que estuvo más de un año preso por una violación que jamás cometió.
El hombre, de 33 años, recuperó ayer la libertad luego que un estudio de ADN, realizado sobre una prenda de vestir de la víctima, confirmara que nada tenía que ver con el abuso sexual de una menor de 16 años registrado el 28 de enero de 2001 en un descampado ubicado en 149 y 530.
"Fue horroroso. Me sentí menospreciado, me golpearon y amenazaron. Todos saben cómo es considerado un violador en la cárcel. Creo que es un milagro que todavía esté vivo", comentó Ramírez mientras encendía un nuevo cigarrillo.
De camisa blanca y pantalón de vestir, el parapsicólogo, oriundo de la provincia de Misiones, aclaró que no piensa irse de nuestra ciudad. "Saldré a la calle con la frente bien en alto, soy y siempre fui inocente. Pero, no sé, me tendieron una trampa y pagué por algo que nunca hice", disparó.
Precisamente, hace unos seis años Ramírez se instaló en el barrio La Granja y allí logró ganarse el respeto de los vecinos. "Todos me conocen y saben muy bien qué clase de persona soy. Jamás me metí en problemas con nadie, porque me radiqué en La Plata con la intención de no irme más. Simplemente me dediqué al trabajo y a tratar de ayudar a la gente", aclaró.
Cuando le preguntan las causas que, a su entender, lo depositaron primero en un calabozo de la comisaría 1º de Berisso y seis meses más tarde en la Unidad Nº 28 de Magdalena, Mauro Enrique Ramírez no muestra dudas: "Durante mucho tiempo tuve que poner plata para poder trabajar. Pero un día me cansé y no quise hacerlo más. Por ese entonces había iniciado una nueva relación sentimental e, incluso, me fui varios días a Misiones. Todo estuvo muy bien preparado, porque cuando volví me encontré con una terrible acusación en mi contra y la policía que andaba por todos lados mostrando una foto mía, que sé muy bien quién se las entregó".
"Pero eso no fue todo, ya que mis abogados detectaron serias irregularidades en la causa y el juez siempre se hizo el distraído", añadió.
En ese sentido, Jorge Anselmo Lavaller, uno de los representantes legales de Ramírez -junto a Griselda Virginia Richiero-, manifestó que "parece mentira, pero cuando la víctima hizo el dictado de rostro surgió que el violador era rubio y con una pronunciada calvicie. Justamente todo lo contrario a nuestro defendido. También hubo groseros errores en el allanamiento que hicieron en la casa, pero nada pareció importar. El expediente siguió su curso".
"Creo que él -en alusión a Ramírez- tuvo muchísima suerte, ya que se encontraron prendas de la chica violada que pudieron ser periciadas. El ADN se retrasó una enormidad, pero al menos se hizo. Otros tal vez no cuenten con esa posibilidad y pasen varios años detenidos injustificadamente hasta que llegue la instancia de revisión oral", agregó.

VESTIDO DE MEDICO
Según indicó Griselda Richiero, en la causa seguida a Mauro Enrique Ramírez, que tramitó por ante la fiscalía de Mariano Lasarte y el juzgado de Guillermo Federico Atencio, surge que el día que se cometió la violación un hombre que estaba vestido con un delantal blanco y tenía colgado un estetoscopio preguntó en la casa de la víctima por una joven que cuidaba nenes.
"Esta persona, después de hablar con la madre de la chica cerca de las 11 de la noche, dejó un celular y un número de teléfono y se la llevó con el pretexto que tenía que cuidar a sus hijos. Pero nada de eso ocurrió y la terminó violando en 149 y 530", mencionó la abogada.
Al parecer, al otro día la mujer recorrió toda la zona preguntando por un supuesto médico y "lo más parecido que encontró fue un parapsicólogo, que se pasó un año preso por una falsa imputación", concluyó.

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