La libertad de Zapata tiene su precio

Ariel Hernán Zapata, todo un histórico dentro de este plantel de Estudiantes, quedará libre en el mes de junio al no llegar a un acuerdo por la renovación de la parte contractual con la dirigencia estudiantil. El Pepi jugará en lo que resta de este torneo los últimos partidos con la camiseta rojiblanca, un futbolista que supo hacer toda su carrera en las divisiones menores del club y aprendió a querer a la institución desde muy pequeño.
Claro que esta situación se viene repitiendo desde hace un par de años en Estudiantes. El hecho de dejar en libertad de acción por la cláusula del 20 por ciento (el jugador en cuestión no renovó el contrato por espacio de dos años) se ha convertido en una especie de rara costumbre en la institución albirroja (solo basta mencionar los casos más recientes de Azconzábal, Testa y Piersimone). Ahora, es el "turno" a Ariel Zapata que solamente reclamaba ante los directivos (se maneja sin representante) lo que merece a su criterio, pero no se arribó a un acuerdo.
Entrando a averiguar se puso saber que cuando Néstor Craviotto todavía estaba al frente del plantel profesional, un vicepresidente (entrado en años y de amplia trayectoria como directivo de la institución), se apersonó un día al Country Club de City Bell para mantener una charla con el entrenador de aquel momento. El diálogo no era muy fluido entre ambas partes, pero en pocas palabras le dijo que en el caso que Ariel Zapata no arreglaba su vínculo contractual debía ser separado del plantel y no podía tomar parte de la pretemporada.
Craviotto se negó terminantemente a proceder de esa manera, aunque ya estaba el antecedente muy fresco de Leandro Testa, y este fue otro de los detonantes que terminaron por desgastar aún más la relación entre ex el director técnico (ahora dirigiendo a Unión de Santa Fe) con la parte dirigencial, que terminó siendo otro de los argumentos determinantes para el alejamiento traumático de Craviotto del cargo de entrenador en el mes de setiembre pasado.
A pesar de la ida de Néstor Craviotto, el pensamiento de la directiva seguía siendo el mismo en cuanto a Ariel Zapata, pero el Pepi con esa garra y el sacrificio que sabe poner dentro de la cancha se convirtió en uno de los jugadores preferidos e "intocables" para la hinchada. Al ver el aceptamiento y el respeto que tenía el volante de parte de la gente, que se fue ganando con el paso del tiempo, los dirigentes al notar esta situación dieron marcha atrás con la medida "disciplinaria" que se iba a tomar con el Pepi. Por eso siguió entrenando con el plantel profesional.
Si bien continuaron las conversaciones entre ambas partes (eso sí no muchas) pero no se llegó a buen puerto. Las diferencias no se pudieron limar, pero hay que entender que Ariel Zapata tenía que solucionar el tema de las dos temporadas anteriores y renovar el contrato para la entrante. Lo concreto es que dentro de cuatro meses el Pepi se irá de Estudiantes con el pase en su poder y con una posibilidad -aunque nada segura- de México. Hay que entender que a cualquier jugador no le gusta marcharse libre, porque de alguna manera se siente desplazado del club, donde forjó durante toda su carrera.
Además para el club es una pérdida de capital, porque como en el caso de Zapata al ser un jugador formado en las inferiores es como ir perdiendo parte del capital. Ahora habrá que ver lo que pasa con Nicolás Tauber, que su arregló parece estar bastante lejano, y con Alejandro Osorio. En el caso del chileno, el tema es aún más grave ya que en el supuesto de quedar libre Estudiantes deberá resarcir económicamente a la Universidad Católica de Chile (dueño de la otra mitad del pase del jugador) con 375 mil dólares.

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