Continúa el misterio por la masacre de José C. Paz
Los investigadores sospechan que hay más de un asesino y que conocían a las víctimas
| 3 de Julio de 2004 | 00:00

Los investigadores del triple crimen cometido en José C. Paz creen que la familia fue degollada por más de una persona y que los asesinos conocían a sus víctimas, ya que entraron a la casa sin ejercer violencia.
Fuentes judiciales informaron ayer que fue descartada en principio la hipótesis del crimen durante un asalto, mientras que se intenta profundizar dos cuestiones centrales: la actividad del dueño de casa y la situación familiar de las víctimas.
Ayer por la mañana los restos del matrimonio y su hijo de 12 años comenzaron a ser velados en una cochería de ese partido bonaerense.
La ceremonia religiosa se llevó a cabo en un sala situada en el cruce de la ruta 8 y la calle 197, y a su término las víctimas fueron inhumados en un cementerio de la zona.
Se trata de Enrique Valenzuela, de 42 años; su esposa, Roxana Marinego, de 36, y su hijo, de 12, quienes fueron encontrados degollados en una casa situada en Valenín Alsina al 4400, del barrio Frino.
Por el momento no hay ninguna persona detenida o bajo sospecha de los investigadores, que dedicarán la jornada a hacer declarar a familiares y vecinos de la familia degollada.
El hombre estaba amordazado, atado, aparentemente golpeado y degollado en la cocina de la casa, mientras que su esposa fue hallada en el living, también amordazada, atada y degollada, con más de 10 puñaladas en distintas partes del cuerpo.
En tanto, el hijo menor de la pareja, fue degollado en su cama presumiblemente cuando dormía.
Las fuentes dijeron que a simple vista la mayor cantidad de lesiones fueron advertidas en el cuerpo de la mujer, aunque se estudiaba con atención el hecho de que los dos integrantes de la pareja tuvieran heridas cortantes en pecho, lo que puede llegar a dar alguna pista sobre el móvil de los asesinatos.
Un vocero de la fiscalía de San Martín, Hernán Zuazo, dijo que no se trata de un caso usual y resaltó la saña de los ataques y la frialdad con la que fue asesinado un niño.
Por su parte, otras allegados al caso dijeron que está claro que debió existir más de un agresor y que se sospecha que quienes entraron a la casa conocían a sus víctimas, ya que ninguna abertura fue forzada y los perros Doberman de la familia no ladraron.
Si bien, la vivienda estaba toda revuelta -como si alguien hubiera estado buscando algo- no se determinó por el momento ningún faltante, añadieron los voceros.
MACABRO HALLAZGO
Los ataques, según las primeras pericias, fueron cometidos entre las 21 y 22 del miércoles último, a pesar de que fueron descubiertos a la mañana siguiente, cerca de las 9, por el hijo mayor del matrimonio, de 16 años, quien vive en una pieza separada de la casa principal.
El chico relató a la policía que la noche del crimen salió y que al regresar a la mañana y entrar a la casa principal encontró a sus padres y hermano asesinados.
Como su testimonio fue breve y realizado en la escena del crimen, la fiscal de San Martín a cargo de caso, Fabiana Ruiz, tenía previsto citarlo a declarar para ahondar en algunos aspectos familiares y en las actividades de las víctimas.
Según trascendió, los investigadores no pasaron inadvertido el hecho de que las víctimas ocupaban una casa de 100 metros cuadrados que, si bien no es suntuosa, se destaca de las restantes de ese barrio.
Tampoco se descarta en el marco de la pesquisa un ataque por motivos pasionales o familiares, ya que como es habitual en este tipo de casos se investigan todas las posibilidades y a cada uno de los integrantes del grupo de allegados a los asesinados.
Fuentes judiciales informaron ayer que fue descartada en principio la hipótesis del crimen durante un asalto, mientras que se intenta profundizar dos cuestiones centrales: la actividad del dueño de casa y la situación familiar de las víctimas.
Ayer por la mañana los restos del matrimonio y su hijo de 12 años comenzaron a ser velados en una cochería de ese partido bonaerense.
La ceremonia religiosa se llevó a cabo en un sala situada en el cruce de la ruta 8 y la calle 197, y a su término las víctimas fueron inhumados en un cementerio de la zona.
Se trata de Enrique Valenzuela, de 42 años; su esposa, Roxana Marinego, de 36, y su hijo, de 12, quienes fueron encontrados degollados en una casa situada en Valenín Alsina al 4400, del barrio Frino.
Por el momento no hay ninguna persona detenida o bajo sospecha de los investigadores, que dedicarán la jornada a hacer declarar a familiares y vecinos de la familia degollada.
El hombre estaba amordazado, atado, aparentemente golpeado y degollado en la cocina de la casa, mientras que su esposa fue hallada en el living, también amordazada, atada y degollada, con más de 10 puñaladas en distintas partes del cuerpo.
En tanto, el hijo menor de la pareja, fue degollado en su cama presumiblemente cuando dormía.
Las fuentes dijeron que a simple vista la mayor cantidad de lesiones fueron advertidas en el cuerpo de la mujer, aunque se estudiaba con atención el hecho de que los dos integrantes de la pareja tuvieran heridas cortantes en pecho, lo que puede llegar a dar alguna pista sobre el móvil de los asesinatos.
Un vocero de la fiscalía de San Martín, Hernán Zuazo, dijo que no se trata de un caso usual y resaltó la saña de los ataques y la frialdad con la que fue asesinado un niño.
Por su parte, otras allegados al caso dijeron que está claro que debió existir más de un agresor y que se sospecha que quienes entraron a la casa conocían a sus víctimas, ya que ninguna abertura fue forzada y los perros Doberman de la familia no ladraron.
Si bien, la vivienda estaba toda revuelta -como si alguien hubiera estado buscando algo- no se determinó por el momento ningún faltante, añadieron los voceros.
MACABRO HALLAZGO
Los ataques, según las primeras pericias, fueron cometidos entre las 21 y 22 del miércoles último, a pesar de que fueron descubiertos a la mañana siguiente, cerca de las 9, por el hijo mayor del matrimonio, de 16 años, quien vive en una pieza separada de la casa principal.
El chico relató a la policía que la noche del crimen salió y que al regresar a la mañana y entrar a la casa principal encontró a sus padres y hermano asesinados.
Como su testimonio fue breve y realizado en la escena del crimen, la fiscal de San Martín a cargo de caso, Fabiana Ruiz, tenía previsto citarlo a declarar para ahondar en algunos aspectos familiares y en las actividades de las víctimas.
Según trascendió, los investigadores no pasaron inadvertido el hecho de que las víctimas ocupaban una casa de 100 metros cuadrados que, si bien no es suntuosa, se destaca de las restantes de ese barrio.
Tampoco se descarta en el marco de la pesquisa un ataque por motivos pasionales o familiares, ya que como es habitual en este tipo de casos se investigan todas las posibilidades y a cada uno de los integrantes del grupo de allegados a los asesinados.
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