28 de Septiembre de 2004 | 00:00
Enviado especial
HIPOLITO SANZONE
Hace tiempo que Bragado parece haber
perdido esa fisonomía idílica de la seguridad que caracteriza a
las ciudades del interior. Ya nadie duerme con la puerta abierta
ni deja el auto sin llave. Todos los días se colocan rejas en casas
y negocios. En el límite de la preocupación, algunas vecinas montan
guardia junto a la soga de la ropa tendida. "Es increíble pero a
esto hemos llegado", dice el concejal PJ y presidente de ese bloque
opositor, Aldo Pissinis, por estos días convertido en uno de los
arietes con los que el pueblo empuja los imaginarios portones del
ministerio de Seguridad para conseguir que Luis Méndez, el comisario
elegido por el Foro Vecinal, sea designado titular de la comisaría
de Bragado.
Todos o casi todos quieren a Méndez. Lo conocen desde hace años
cuando era un muchacho flaquito que se ganaba la vida sacando fotos
en los casamientos. Conocen su casa, en la calle Hermanos Islas,
que habita desde hace 25 años cuando se casó con Lila.
Nadie duda de la honestidad de Méndez ni de su capacidad para enderezar
la vida de un pueblo que, dicen, sufre unos de los peores efectos
de la inseguridad: el auge de la droga.
"Bragado está harto de policías que son malos con los buenos y buenos
con los malos. Por éso la figura de Méndez es tan importante para
la gente", dice Pissinis que asegura estar dispuesto a renunciar
a su banca -con él se irían los otros seis ediles del PJ- si Méndez
no es designado comisario.
La historia de Méndez y su romance con el pueblo se ha ido tejiendo
en capítulos. Hasta hace unos meses, el ahora comisario era uno
más de los tantos oficiales que se decían "postergados" dentro de
la Policía. La llegada de Arslanián y sus depuraciones le permitieron
ascender y fue puesto a cargo de un centro de reentrenamiento en
Pehuajó. Mientras tanto, una serie de supuestos episodios de corrupción
policial en la comisaría de Bragado, provocó el alejamiento del
comisario. Y ahí vino la "oferta" del ministerio de Seguridad: "elijan
al comisario que quieren tener". La gente tardó más en pestañear
que en elegir a Méndez, un vecino de toda la vida.
Todo parecía en orden hasta que Méndez, enterado de que había sido
elegido por su pueblo, publicó en los diarios locales su propio
plan de seguridad, un plan basado en "tolerancia cero al juego clandestino,
la droga y la prostitución". La 'propaganda' de Méndez habría molestado
en Seguridad, mientras Méndez denunciaba que la conducción de la
Departamental Mercedes, a la sazón sus futuros jefes cuando fuese
designado comisario en Bragado, recibían 18 mil pesos de coima mensuales
por parte de los capitalistas de juego.
Méndez fue luego citado a Seguridad, en La Plata, junto con otros
comisarios candidatos a ocupar el cargo de titular de Bragado. Pero
se negó a someterse a un examen psicofísico, porque, según dice,
esa prueba "está dirigida a hacerme pasar por loco".
A partir de ahí empezó una polémica que parece sin fin. La gente
de Bragado insiste con que Méndez sea su comisario y se lo hizo
saber al gobierno con una fuerte movilización. En medio de esta
situación, Jorge Castro, otro comisario bragadense y primo hermano
de Méndez, fue designado titular de la comisaría. Pero renunció
a las 48 horas de haber asumido denunciando amenazas contra él y
su familia que Arslanián prometió investigar. Ayer, una comisión
"interdisciplinaria" compuesta por efectivos de Asuntos Internos,
Inteligencia y otras áreas del ministerio, debió haber llegado a
Bragado para investigar las amenazas a Castro. Pero nadie los vio.
MADEJA DE RUMORES
Mientras se publican cartas en apoyo a Méndez y hasta se leen poemas
en la radio local exaltando la honestidad del comisario "prohibido",
en Bragado se habla de "cuatro capitalistas grandes" de juego de
los que dependerían unos 250 pasadores. Una cantidad notable teniendo
en cuenta que la ciudad tiene cerca de 40.000 habitantes.
En esa madeja de rumores no se necesita destejer mucho para oír
el nombre de un supuesto "padrino" de esa actividad ilegal que,
dicen en Bragado, "por lo visto pone y saca comisarios a su antojo".
Silvia Ghirardi también es concejal peronista y también pelea por
la designación de Méndez. Para ella lo del juego clandestino "es
un tema grave pero menor. Acá lo terrible es la droga. Todos los
comisarios que vinieron prometieron ocuparse del problema de la
droga. Hasta vino uno que pidió que le consiguieran un lugar alto
para poder filmar a los traficantes", cuenta, con una sonrisa de
resignación.
La última vez que miles de personas salieron a la calle en Bragado
fue a mediados de los 80, cuando el pueblo se hartó de la presencia
de Cristian Von Vernich, un sacerdote acusado de connivencia con
el Proceso y denunciado por organismos de DDHH.
Desde su negocio de baterías, "Pichón" Rinaldi recuerda las movilizaciones
del pueblo: mucho después de la de Von Vernich, las 200 personas
que juntó la primera marcha convocada por Blumberg y las 500 que
se reunieron el día que la dirección de Hidráulica de la Provincia
amenazó con inundar los campos con una obra no consensuada con los
productores. "Pero esto de Méndez nunca se había visto. Nunca tanta
gente había salido a la calle", se sorprende.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
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