Luis Miguel: el espectáculo lo dieron las chicas en Vélez

El esperado regreso a la Argentina del cantante mexicano Luis Miguel se dio en un estadio colmado por fervorosas admiradoras, algunas muy jóvenes y otras no tanto, quienes fueron las encargadas de brindar "otro" espectáculo en el primero de los tres shows previstos en el estado de Vélez. Las miles de personas que asistieron al recital formaron un "coro" que acompañó al cantante en los 40 temas que interpretó.

Es evidente que ninguno de los asistentes fue con la intención de ver o escuchar al cantante, se trató de acompañarlo, tenerlo cerca y demostrarle su incondicional adhesión, pase lo que pase y haga lo que haga.

Desde horas tempranas largas colas se agolparon en las puertas de acceso custodiadas por abundante personal policial que sumaba, según los organizadores, cerca de 150 efectivos.

Durante la espera y a medida que se acercaba la hora anunciada para el inicio del recital, desde lo más alto de las tribunas laterales, al ritmo de la consabida ola, se generaron las consignas que rápidamente se esparcieron por el resto del estadio.

Con una hora de retraso se apagaron las luces y el público estalló intuyendo la presencia del cantante que pocos minutos después se hizo visible.

A partir de ese momento se produjo lo que era previsible y ya se sabía antes de que sonara la primera nota de "Que nivel de mujer". De pie sobre las sillas, a pesar del inútil esfuerzo de los 250 personas de seguridad privada que trataban infructuosamente que la gente se sentara, comenzó el coro que acompañó al cantante a lo largo de toda la noche y con cada una de las más de 40 canciones que integraron el recital.

Con envidiable entusiasmo y no siempre con feliz entonación, la audiencia compitió con el volumen del equipo de sonido, tanto en las canciones más movidas como en los más sugestivos boleros o en la rancheras mexicanas.

Temas como "Con tus besos", "Dame tu amor" y "Suave" signaron la primera parte del espectáculo mostrando a un Luis Miguel ataviado con impecable traje negro, camisa blanca y corbata.

A la hora de los boleros, de saco y camisa blanca con cuello desabrochado, "entonó" "Contigo en la distancia", "Usted", "El día que me quieras" y "Nosotros", entre otros títulos de contenido romántico.

No dejó de ser curioso que las letras más sentimentales y las palabras de amor más poéticas fueran proferidas con una potencia vocal más acorde con la imprecación que con el romance.

La salida de los mariachis preanunciaron la aparición de un Luismi a la mexicana, de camisa negra y pantalones bordados del mismo color. Surgieron entonces "México en la piel", "Cruz de olvido" y "Que seas feliz".

Ya casi en la despedida, el color negro de la vestimenta fue reemplazado por una rutilante camisa dorada para cerrar la velada con "Será que no me amas" y "Te propongo esta noche".

Entre los muchos comentarios que podían escucharse no faltó el de las más jovencitas que con exitación sobreactuada exclamaban "¡No puede ser que sea tan lindo!" cuando la imagen del cantante en las pantallas lo mostraba cerrando los ojos como en éxtasis ante vaya a saber qué sublimes visiones.

Tampoco faltó la voz de un envidioso espectador masculino que, cuando el intérprete dejaba de cantar y dirigía el micrófono hacia el público para escuchar a sus fanáticas, protestó: "¿Para eso le pagamos, para cantar nosotros?".

Es indudable que, con las últimas generaciones, el público es más show que el show mismo.

El baladista se presentará por última vez esta noche en el mismo estadio del barrio porteño de Liniers y los días 16 y 17 en el Superdomo Orfeo de Córdoba.