Vikingos, indios y heroísmo en un filme hollywoodense

La superproducción de acción hollywoodense "Conquistadores" llegará mañana a las salas locales con una historia épica sobre la resistencia de los nativos a las sangrientas incursiones de vikingos en América del Norte, 500 años antes de la llegada de Cristóbal Colón al nuevo continente.

Dirigida por el alemán radicado en Estados Unidos Marcus Nispel, director de publicidad que debutó en cine con la nueva versión del clásico de terror "El loco de la motosierra", la película apela a lo espectacular, al fuego de artificio visual.

La historia de "Conquistadores" transcurre en una zona de norteamérica a donde barcos "dragón" vikingos, provenientes de lejanas tierras escandinavas, arriban para invadir y saquear el territorio virgen, matar a sus pobladores de manera brutal o convertirlos en esclavos.

Supuestamente inspirada en descubrimientos históricos, aunque está mucho más cerca de la leyenda y lo fantástico, la película se centra en la vida de un niño vikingo, único sobreviviente de un naufragio, que queda abandonado en un territorio primitivo y hostil.

A pesar de su cabello rubio y extraño idioma, el niño huérfano -que lucha en su interior con una herencia de sangre, despiadada y salvaje- es adoptado por los indios nativos Wampanoag, quienes lo crían para convertirlo en un hábil cazador y guerrero.

Quince años más tarde, una vez aceptado por los otros miembros de la tribu y convertido en un guerrero, el joven descendiente de vikingos (interpretado por Karl Urban) debe elegir entre su nuevo pueblo o su verdadero origen, ante la invasión de un nuevo grupo de extranjeros que amenaza con dominar la región.

La película se agota en la lucha personal y solitaria que este joven guerrero emprende en contra de los invasores, mostrados como bárbaros llegados de Europa, verdaderos salvajes sedientos de sangre cuyo único lenguaje es el abuso de la fuerza y las matanzas indiscriminadas.

"Conquistadores" vuelve a plantear el esquema de películas épicas en momentos imprecisos y misteriosos de la historia, al estilo "13 guerreros", con enemigos bestiales, menos hombres que animales.

EL DIRECTOR

"Siempre creí que la idea de vikingos e indios americanos juntos en un mismo mundo, y el choque épico de culturas que pudo haber ocurrido entre ellos, podía ser una gran historia para cine", comentó Marcus Nispel, el director de la película.

"Aunque siempre me han fascinado los vikingos, en realidad nunca me han gustado las películas históricas. Lo que me gusta son historias intensas de la supervivencia de un hombre en contra de todos los pronósticos", agregó el cineasta.

En la superficie, la película -que se inspira en "Ofelas", un filme noruego de 1987 nominado al Oscar a la mejor película extranjera- muestra de manera maníquea las batallas y la lucha espectacular entre dos pueblos, uno que representa la civilización y otro la barbarie.

Pero no es solamente una película acerca del conflicto entre los vikingos y los indios americanos, sino también una historia acerca de un hombre que sufre una transformación interior y debe asumir su nueva identidad o dejarse llevar por la herencia de sangre vikinga.