Buscan crear una escuela de circo en los galpones ferroviarios de 3 y 526
| 2 de Agosto de 2013 | 00:00

Hace más de tres años un grupo de amigos, vecinos y artistas armó la idea de un circo. Arrancaron en el Parque Saavedra -de 12 y 68- pero por distintas circunstancias tuvieron que dejar el lugar y encontraron un refugio en el centro cultural Galpón de Tolosa.
Con la idea de compartir sus conocimientos acrobáticos, malabarísticos y teatrales con los niños que se acercaban se formó el grupo “El Escaramujo”, en plena etapa de consolidación y entre sus objetivos más grandes tiene la meta de llegar con su presencia a todos los barrios de la periferia platense y conformar una Escuela Popular de Circo.
“La disciplina circense siempre genera curiosidad tanto en los niños como adultos: es la herramienta perfecta para acercarse a los más chicos, llevándole una propuesta artística y diferente a todo aquel que lo quiera” asegura Agustín Cura, uno de los integrantes del grupo que funciona en los galpones de 3 y 526.
“Estamos convencidos en que la propuesta del circo, es una herramienta para la transformación social”, agrega el joven.
“Como disciplina artística conlleva valores humanos de increíble virtud, tanto en lo individual como en lo colectivo, la cooperación, la solidaridad, el respeto mutuo, la capacidad de superación, la tolerancia a la frustración, el respeto por el cuerpo propio y el de nuestros compañeros, el juego y la creatividad”, manifestó, a la vez que explicó que trabajan “desde una propuesta de aprendizaje horizontal, donde la relación aprender-enseñar es de constante intercambio”.
Con las telas, trapecios, colchones, zancos, malabares, entre otros se mudaron del casco urbano platense al “hogar” que le abrieron en los terrenos ferroviarios de Tolosa, una zona legendaria de la localidad más antigua de La Plata.
Así fue como se fusionaron con el grupo de circo que funcionaba en el Centro Cultural Galpón de Tolosa, ubicado en calle 3 y 526, donde actualmente brindan talleres semanales.
UNA GRAN FAMILIA
“Creemos que el circo es una gran familia”, resaltó Agustín.
En la actualidad, el grupo tiene dos objetivos: por un lado, generar una escuela de esta disciplina “la cual vamos construyendo diariamente por medio de talleres de malabares, acrobacia en tela, trapecio, zancos, y equipando el espacio para tal fin”, relató Agustín. Y por otra parte, llevar las simpáticas funciones a las zonas más carenciadas, “donde gracias a nuestra pequeña estructura móvil, podemos acercarnos y brindar funciones gratuitas”.
La primera experiencia la tuvieron en el barrio El Mercadito, donde mostraron sus habilidades acrobáticas e hicieron desfiles de payasos. “Queremos que el circo sea una opción de vida, como así lo es para nosotros”.
De esta manera busca el grupo abrirse un camino que lo lleve a expresar su faz artística con una fuerte dosis de solidaridad para llevar la sonrisa, los trucos y la magia del circo a las zonas más humildes de la Región.
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