A cuatro años del femicidio de Mónica Bauzá, arranca el juicio

En 2010 la hallaron sepultada en su casa de Los Hornos. El acusado es su ex marido. Declaran sus dos hijos menores

En agosto de 2009, Mónica Adriana Bauzá (43) desapareció de su casa de Los Hornos sin dejar rastros. Durante meses se hicieron marchas y rastrillajes para encontrarla. Nada resultó. Su familia estaba segura de que Mónica no podía irse por su cuenta, sin sus hijos. Y el 9 de abril de 2010 confirmaron sus sospechas, aunque nunca imaginaron que sería de manera tan cruenta. El cuerpo de Bauzá fue encontrado sepultado en el terreno donde vivía.

Ahora llegó la hora de que esta historia se ventile en un juicio oral. Será desde mañana, cuando Juan Agustín Segovia (50) enfrente al Tribunal Oral Criminal I de La Plata como único acusado de aquel femicidio. Podría ser condenado a la máxima pena, ya que le imputaron “homicidio calificado por el vínculo”. Es que Segovia estaba separado de Bauzá desde 2006, pero los dos vivían sobre el mismo terreno de 68, 153 y 154, en casas distintas.

la historia

Mónica trabajaba como doméstica en una vivienda de Gonnet, a donde la esperaban aquella mañana del 18 de agosto de 2009. Nunca llegó. La familia hizo la denuncia, pero cuando la policía fue a su casa y se entrevistó con el ex marido (que vivía en la del fondo), éste les dijo que la mujer había salido a las 7 de la mañana, como todos los días, para tomar el micro.

Sobre la mesa de los investigadores había tres hipótesis: que Bauzá se hubiera marchado por su cuenta (seguramente con un amante); que estuviera “deambulando” por ahí, víctima de algún inexplicable shock nervioso, o que hubiera sido blanco de un ilícito. En esta última teoría jugaban dos posibilidades: la trata de personas o un homicidio.

A la hora de las sospechas, los hermanos y los padres de Mónica ponían todas las fichas en un solo casillero: Segovia.

En diciembre presentaron ante la fiscal Ana Medina una carpeta con denuncias en las que Bauzá relataba amenazas de parte de su ex marido, que se negaba a terminar la relación. Allí constaba que había sido excluido del hogar por violento.

Cinco días después, los detectives de la DDI La Plata llegaron al terreno donde Segovia seguía viviendo, sólo que para entonces se había mudado con los dos hijos de Mónica (entonces de 12 y 13 años), a la casa de ella.

Mientras los policías desmalezaban el patio para empezar el rastrillaje, Segovia les pidió permiso para ir a tomar agua. Y desapareció, con lo puesto, sin su celular ni los medicamentos. Por fin, el 8 de abril del año 2010 los detectives lo encontraron en el barrio porteño de Constitución, viviendo como un linyera bajo un puente de la autopista.

Al escuchó su nombre, se quebró. Confesó que había matado a Mónica y la había enterrado a 1,15 metros de profundidad, debajo de un contrapiso de una habitación sin techo contigua a su pieza. Dijo que la había estrangulado, pero la autopsia determinó que la víctima recibió un palazo y fue sepultada viva.

Desde entonces Segovia está alojado en la Unidad 9. Sus dos hijos menores viven con el hermano mayor. Ninguno de los tres tiene contacto con la familia de la madre.

“El lunes los veremos por primera vez después de cuatro años. No sabemos si ellos saben o vieron algo. Ese día declararán y lo sabremos”, dijo a EL DIA uno de los hermanos de Mónica. Ellos sólo esperan que Segovia reciba la pena máxima.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE