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Séptimo Día |LITERARIAS

Hermann Hesse: el lado oscuro de un escritor

El libro Las mujeres de Hermann Hesse, de la novelista y biógrafa Barbel Reetz, pone en evidencia -a través de una nutrida correspondencia-la incapacidad del escritor germano-suizo para llevar una vida familiar, aunque se casó tres veces: en 1904 con María Bernoulli, en 1924 con Ruth Wenger y en 1931 con Ninon Dolbin

11 de Mayo de 2014 | 00:00

“Lo que en el pensamiento y en el arte constituye para mí una preferencia, en la vida -y especialmente con las mujeres- con frecuencia me causa problemas: no soy capaz de centrar mi amor, de amar una cosa o a una persona en concreto, sino que debo amar la vida y el amor en general”, dice Hesse en una frase al principio del libro “Las mujeres de Hermann Hesse”, a cargo de la novelista y biógrafa Barbel Reetz y editado recientemente por el prestigioso sello Circe.

La biógrafa alemana cuenta en el prólogo que la última esposa del escritor recopiló las cartas que este escribió, donde se perfilan las mujeres de Hesse, sus matrimonios, conflictos y divorcios; una lectura que la trastorna “por la rudeza de sus opiniones sobre las mujeres que decidieron compartir con él su vida”.

Mia, una excelente pianista y pionera de la fotografía en Suiza, se casó con Hesse en 1904, tuvo tres hijos y luego de 11 años de casada terminó por ser encerrada en un psiquiátrico mientras el escritor le disputaba la tenencia de sus hijos, aunque no se ocupaba de ellos. Pero en el último tramo de su vida hubo un acercamiento amigable entre los dos.

Ruth, una joven encandilada por el ya veterano escritor, ocupó desde el inicio de la relación un segundo y efímero segundo plano, sin dejar huellas perdurables por más que logró casarse con él en enero de 1924: empiezan su vida juntos pero no bajo el mismo techo.

“Mi vida no ha cambiado a raíz del matrimonio, para ello Ruth debería ser más fuerte de lo que es”, le escribe Hesse a su amigo Hugo Ball, apenas un año después.

Enferma y con una incipiente tuberculosis la joven no logra que su marido la atienda o esté con ella y en 1926 emprende una aventura con un hombre casado; tiempo por el cual Ninon Dolbin, la entonces admiradora del escritor, ya estaba decidida a convertirse en su nueva compañera.

Ninon Dolbin Dolbin le declaró su amor desde que era una jovencita y -con el tiempo- sus sentimientos se convirtieron en una obsesión: a pesar de estar casada nunca renunció a la idea de compartir su vida con Hesse: recién en noviembre de 1931 luego de obtener el divorcio se casaron.

“Para Ninon -escribe Reetz- ese matrimonio supone cumplir con el gran deseo de su vida, para Hesse representa un acto de rendición a regañadientes; una boda `sin más celebraciones`; al día siguiente de la ceremonia el escritor se marcha a Baden para hacer una cura anti reuma; dos días después, Ninon sola comienza en Lugano su `luna de miel`, viaja a Milán y desde allí en coche cama hacia Roma”.

Sin embargo, a partir de ese momento Ninon será tratada como la señora de Hesse, la cónyuge del escritor, que continúa con sus vagabundeos, aunque siente que el peligro de la guerra acecha.

Ruth Wenger Entre la indiferencia y los conflictos, Hesse sigue con este matrimonio hasta el día de su muerte, aunque su única y verdadera obsesión durante toda su vida es la escritura: no hay mujer que lo distraiga de su obra, por más que algunos personajes tengan algo de ellas.

Ninon fue la que más tiempo vivió con el Premio Nobel de Literatura -obtenido en 1946 cuando ya había aceptado la ciudadanía suiza- y fue la encargada de ocuparse del legado literario de Hermann Hesse.

Fue justamente esa circunstancia la que puso en contacto a la biógrafa con el gran caudal de misivas escritas por Hesse, en las que denostaba contra ellas, una circunstancia que no arredró a ninguna de las tres, muy diferentes entre sí, pero unidas en su devoción por el neurótico escritor.

Mia Bernoulli En el prólogo, Reetz califica a las mujeres de Hesse como “excepcionales”, una visión que nunca fue compartida por el autor de “Demian”, “El lobo estepario” (su obra más influyente), “Siddhartha” y “El juego de abalorios”, como se desprende de las cartas escritas a sus amigos o psicoanalistas, donde no dudaba en ventilar su intimidad.

Estructurada en cuatro grandes capítulos -Mia, Ruth, Ninon y La señora de Hermann Hesse-, la biografía cuenta con fotografías en blanco y negro en las que Hesse aparece junto a sus padres, hermanos, también hay fotos de las tres mujeres, incluso de Elizabeth La Roche, bailarina y coreógrafa suiza, quien fue el “amor juvenil” del escritor.

También se lo ve con sus tres hijos (Bruno, Heiner y Martin), fruto de su relación con Mia, en diferentes épocas que abarcan un periodo entre 1899 hasta una imagen de su funeral, el 11 de agosto de 1962.

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