“K y anti K”, una lógica dañina otra vez en escena

Por MARIANO SPEZZAPRIA

E n el día en el que se cumplen ocho años de la desaparición de Jorge Julio López, el país se enfrenta hoy a una jornada que puede anticipar el clima político y económico en el que se transitarán los próximos meses hasta la llegada del fin de año. El viaje de la presidenta Cristina Kirchner para visitar al Papa Francisco, la votación de las reformas a la Ley de Abastecimiento en el Congreso y una manifestación callejera serán los tres hechos que dominarán la agenda nacional.

Aunque un cuarto elemento deberá ser tenido en cuenta: la ascendente cotización del dólar paralelo, luego de que llegara a los 15,10 pesos en la City porteña y que ampliara a un 79% la brecha con el billete norteamericano oficial. La inestabilidad del tipo de cambio amenaza con crear un escenario complejo y cargado de tensión, en el que el Gobierno podría recurrir a medidas extremas para hacerse de divisas, como “disponer” de los granos acopiados por los productores agropecuarios.

Así lo advirtió la diputada kirchnerista Diana Conti en plena sesión de la Cámara baja, al defender las reformas a la Ley de Abastecimiento que serán votadas este mediodía con mayoría oficialista, pero también con la ayuda de varios legisladores opositores a la hora de formar el quórum, como los que responden al puntano Adolfo Rodríguez Saá o al massismo y el delasotismo, como fueron los casos del bonaerense Alberto Roberti y la cordobesa Blanca Rossi, según pudo constatar EL DIA.

UN VOTO CON CONDIMENTO

Otra actitud que provocaría revuelo político sería la del diputado Martín Insaurralde, quien se disponía a votar en coincidencia con el Frente para la Victoria pese a que el massismo lo había emplazado a rechazar la iniciativa como una muestra de su realineamiento político. A su vez, los diputados del Movimiento Popular Neuquino volverían a encolumnarse con el oficialismo luego de que el gobernador Jorge Sapag acordara con el Gobierno el texto de la Ley de Hidrocarburos.

Ese proyecto ingresó ayer en el Senado, donde los legisladores opositores dedicaron una parte de la sesión de la Cámara alta a leer párrafos enteros de los procesamientos que pesan sobre el titular del cuerpo, Amado Boudou. El vicepresidente de la Nación queda hoy a cargo del Poder Ejecutivo por el viaje de Cristina Kirchner al Vaticano, donde el próximo sábado la recibirá el Papa Francisco en la previa del viaje de la mandataria a Nueva York para participar de la asamblea anual de la ONU.

Antes del encuentro en la residencia de Santa Marta, una declaración incomodó al Gobierno. Fue la del encargado de protocolo del Vaticano, Guillermo Karcher, quien afirmó que al sumo pontífice “le preocupa la gobernabilidad” en la Argentina. La cruda definición del prelado vino a cuento no sólo del litigio con los “fondos buitre” -para el cual Cristina recibirá el respaldo de Francisco- sino también por la situación social del país y por el comportamiento de los sectores de la oposición.

Antes del encuentro con el Papa en la residencia de Santa Marta, una declaración del Vaticano incomodó al Gobierno

El primero en comprender la preocupación del Papa -que llega a la Argentina por medio de las personalidades a las que recibe en el Vaticano- parece haber sido Hugo Moyano, quien pese a la presión de los gremios de izquierda y la CTA disidente postergó la convocatoria a un nuevo paro general. “No podemos estar yendo cada 20 días o un mes a un paro. Es una cuestión de sentido común: la sociedad se agota cuando tomás medidas muy seguidas”, dijo el jefe camionero.

AUTOCRITICA

Moyano habría pisado el freno también a modo de autocrítica, porque el último paro no tuvo un acatamiento generalizado, como había sucedido en otras oportunidades. Además, la advertencia -luego moderada- de Luis Barrionuevo sobre la posibilidad de que ocurra un “estallido” social a fin de año descolocó a la dupla sindical opositora y le dejó la bandeja servida a los gremios oficialistas, que en boca de Hugo Yasky los acusaron en forma imprecisa de promover “violencia callejera”.

Aunque este jueves las protestas no estarán protagonizadas por los gremios, sino por manifestantes convocados a través de las redes sociales, en una modalidad reiterada que en la Argentina se ha denominado “cacerolazo”. La concentración principal será en la Plaza de Mayo porteña bajo la consigna de “18S”, pero se podría replicar en otras ciudades del país como La Plata, donde la reunión será en la Plaza Moreno. Habrá fuertes reclamos contra la corrupción y la inseguridad.

Los manifestantes también cuestionarán la marcha de la economía, en momentos en que la inflación atenta contra la capacidad adquisitiva de los argentinos. En el plano político, no habría que descartar que la aparición pública del jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner, pidiendo que dejen competir a su madre en los comicios presidenciales de 2015 -pese a la prohibición constitucional a la re-reelección- lleve a potenciar la protesta, sobre cuya dimensión se proyecta una incógnita.

Así, la lógica “K-Anti K” que durante años dominó a la política nacional y que se había opacado en los últimos tiempos, vuelve a tomar protagonismo en la medida en que los dirigentes que aspiran a la sucesión presidencial no logran ocupar el centro de la escena, frente a un Gobierno que despliega su estrategia en la búsqueda de conservar el poder de Cristina Kirchner. Habrá que ver si la intervención del Papa consigue frenar el daño que ese enfrentamiento le provocaría al país.