Arranca el juicio por un trágico accidente

El accidente de tránsito que le costó la vida a un adolescente que jugaba de volante en la séptima división del club Quilmes comenzará este lunes en los tribunales de La Plata.

Por la muerte de Martín Recalt, de 16 años, Marcelo Ibáñez será juzgado por “homicidio culposo”, ya que la familia de la víctima pidió que se agravara esa carátula con el “dolo eventual”, pero el planteo fue rechazado en la justicia.

La madre de Martín, Silvia Bogado, estimó en diálogo con la prensa que al acusado “seguramente le sacarán la licencia y le darán alguna tarea comunitaria”, a pesar de que -según denunciaron allegados al chico- “circulaba a más de 100 kilómetros por hora y tenía dos multas por exceso de velocidad”.

La tragedia ocurrió el 22 de septiembre de 2013, cuando tres jóvenes caminaban por diagonal 79 y 4. En esas circunstancias fueron embestidos por una camioneta Ford Eco Sport que, fuera de control, subió a la vereda y tras atropellar a los jóvenes chocó contra un árbol.

Como consecuencia del impacto, Recalt falleció en el acto y sus dos amigos -de 16 y 18 años- sufrieron heridas por las que fueron trasladados al hospital Rossi.

El conductor de la camioneta tuvo que ser asistido en el San Martín, también con lesiones leves. La familia Recalt siempre denunció que Ibáñez no quiso someterse al test de alcoholemia.

La muerte de este adolescente impactó muy fuerte en la ciudad de 25 de Mayo, de la que era oriundo y donde se hicieron varias marchas, pero también en Quilmes, ya que se destacó como volante de la séptima división de ese club. Los jugadores salieron más de una vez al campo de juego con una bandera pidiendo justicia.

UNA ESTRELLA AMARILLA

El caso tuvo mucha repercusión también en La Plata, donde el año pasado se pintó una estrella amarilla en la esquina del accidente, para recordar a Martín, pedir que su muerte no quede impune y crear conciencia sobre el problema del tránsito.

“Lo que buscamos es justicia, porque en esta esquina una persona alcoholizada salio a la calle y lo mató paradito arriba de la vereda”, reclamó entonces la mamá de Recalt.

La familia pidió que el caso se recalificara como “homicidio con dolo eventual”, por entender que el conductor debió imaginarse que con su conducta podía lesionar o causarle la muerte a alguien, no obstante lo cual siguió con su accionar. Esa figura contempla una pena de 8 a 25 años, igual que el homicidio simple (con intención). Pero la justicia no acompañó el planteo.