Murió Christopher Lee: una vida para mil películas

Parecía inmortal, como el Conde Drácula, personaje que lo llevó a la fama en el inicio de su carrera: porque a los 93 años, el actor británico Christopher Lee, el villano del cine, todavía paseaba su blanca barba por los sets de filmación y editaba discos de heavy metal.

El actor, nombrado Caballero del Imperio Británico en 2009, falleció el pasado domingo en un hospital de Londres en el que había ingresado con problemas respiratorios, si bien su familia ha mantenido silencio sobre su muerte, que se ha conocido ayer.

Lee fue protagonista de una vida para mil películas, aunque “apenas” realizara unas 250. Fue voluntario en la Real Fuerza Aérea británica durante la Segunda Guerra Mundial, tras lo cual comenzó su carrera artística en los últimos años de la década de 1940, aunque desde el inicio alcanzar el éxito pareció imposible. En los estudios de cine le dijeron que era demasiado alto para ser actor, así que descartó pronto cualquier papel de galán y saltó a la fama como protagonista de las películas de terror de la legendaria productora Hammer.

Encarnó al monstruo de Frankenstein, a la Momia y, sobre todo, al conde Drácula, un personaje al que continuó interpretando en diversas secuelas hasta la década de 1970, cuando por fin le dio descanso para diversificar su carrera. Para entonces, su altura tan intimidante como su aspecto y su mirada penetrante eran sus marcas registradas antes que impedimentos.

A partir de la década del 70, Lee sería parte de las sagas más emblemáticas del cine. Primero le tocó ser parte de la serie de filmes de James Bond. El creador de las novelas, Ian Fleming, -primo suyo por parte de su padrastro-, le había propuesto años antes para interpretar al Doctor No en la película del mismo nombre, aunque el papel se lo llevó finalmente el canadiense Joseph Wiseman. El británico se quitó esa espina en 1974, cuando dio vida al villano Scaramanga, rival del agente 007 en “The Man with the Golden Gun”.

Y ya en el nuevo milenio, alcanzando los 80 años, Lee se convirtió en el malísimo Conde Dooku para la nueva trilogía de Star Wars y en Saruman, el líder de los magos Istari de “El Señor de los Anillos”, corrupto y traicionero, a quien el británico envolvió de su conocida intensidad. Lee, unido estrechamente con el autor de las novelas originales, J.R.R. Tolkien, y aficionado de la trilogía, siempre había querido interpretar a Gandalf, pero su edad no le permitía dar al mago la fuerza necesaria.

Su figura fue rescatada también por Tim Burton, criado bajo el signo del género del terror de las décadas del 50 y el 60: con él trabajó en “Sleepy Hollow” (1999), “Charlie and the Chocolate Factory” (2005) y “Alice in Wonderland” (2010). “Me ofrecen más guiones ahora que en todo el resto de mi carrera”, se reía Lee cuando estaba a punto de cumplir 80 años.

Antes de la fama reencontrada, Lee mostró sus dotes como actor incansable y versátil, que a pesar de su fama aceptó decenas de papeles secundarios y encarnó a todo tipo de personajes. “He aparecido en infinidad de películas que estaban por delante de su tiempo. Algunas de ellas muy buenas”, relataba Lee con una sonrisa en una entrevista a la BBC en 2001.

E incluso en aquellos días en los que su faceta como actor parecía estar agotada, durante la década de 1990, Lee no dejó su actividad artística e inició un proyecto musical que le acompañaría hasta sus últimos días. El actor, amante de la ópera y capaz de cantar en un registro de bajo, grabó diversos temas que aparecieron en algunas de sus películas y llegó a lanzar un álbum inspirado en los musicales de Broadway. Con cerca de 90 años, Lee abrió una nueva etapa como músico de “heavy metal”, y ganó varios premios con su álbum “Charlemagne: By the Sword and the Cross” (2010).