Norberto Alfredo Cellerino

Falleció a los 102 años en La Plata el profesor y doctor Norberto Alfredo Cellerino, lo que provocó numerosas muestras de pesat en diferentes ámbitos sociales y profesionales.

Había nacido en esta ciudad el 22 de mayo de 1913, en el seno de la familia conformada por sus padres José Felipe y María Margarita Rapetti. Se crió junto a sus dos hermanos, Rogelio José e Hilda María, con quien compartió numerosas vivencias.

Cursos sus estudios primarios en la Escuela Nº 5 de Tolosa y los secundarios en el Colegio Nacional Rafael Hernández, de la Universidad Nacional de La Plata.

Posteriormente inició sus estudios en la facultad de Medicina de La Plata y al mismo tiempo trabajaba en el Departamento de Geodesia, para ayudar a solventar sus estudios.

Una vez recibido de médico, trabajó en el área de Patología de la Maternidad del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires.

Luego continuó su actividad en la Cátedra de Dermatología, especialidad a la cual se dedicó.

Fue dermatólogo en los hospitales Larraín de Berisso; y General San Martín, de La Plata, también fue médico en la policía científica de la provincia de Buenos Aires.

En el laboratorio Bagó se desempeñó como director médico y responsable de una revista que difundió esta empresa.

En la década del ‘50 fundó, junto a los doctores Agosti, Lad y Filatiera, una de las primeras clínicas privadas de enfermedades de la piel en la Provincia.

Estuvo casado con la doctora María Magdalena Radice, fallecida hace tres años, su gran amiga y compañera, con quién compartió su vida y una de sus grandes pasiones: viajar por el mundo.

Muy afecto a la lectura y toda manifestación artística y cultural le gustaba mantenerse siempre informado en distintas áreas de la actualidad.

En el ámbito social, disfrutaba de reunirse con su grupo de amigos a quienes solía invitar para festejar los cumpleaños y las fiestas de fin de año, entre ellos doctor Roberto Blanco Unzue, quien lo recuerda como “el maestro, trabajador, incansable y entrañable amigo”.

Se destacó siempre por ser fiel a sus principios, por su trato respetuoso, su fino humor, sus valores morales y su hombría de bien. Vivió la vida plenamente y siempre con una actitud positiva, lo que le valió cosechar numerosas muestras de amistad y reconocimiento por parte de quienes lo trataron como colegas, pacientes y colaboradores de los distintos emprendimientos en los que fue protagonista.

Su capacidad para afrontar distintos problemas que surgieron en las diferentes etapas de su vida le valieron el reconocimiento de sus pares, quienes destacaron su incansable espíritu de actualizarse permanentemente en la especialidad que había elegido, por lo cual se había transformado en un referente de su actividad.