De Eslovenia a La Plata

Por NICOLAS ISASI

La noche del jueves fue una gala única de maestría musical en nuestra ciudad. La Fundación Teatro Argentino, que cumple 3 décadas, organizó un concierto de piano presentando a Iván Skrt en el marco de su primera visita por América del Sur.

El joven esloveno de 34 años estudió con los profesores Naum Starkman y Mikhail Lidsky, para luego continuar en el prestigioso Conservatorio Tchaikovsky de Moscú. Se presentó el pasado 2 de septiembre en el Palacio Paz de Buenos Aires para la inauguración del Festival Internacional Chopiniano, el 4 de septiembre en el Teatro Solís de Montevideo (Uruguay) y finalizó esta serie de conciertos en el Teatro Argentino de La Plata. Ganador de varios concursos internacionales, decidió bajarse de la competencia considerando que la esencia de la música es algo espiritual que el músico transmite como mensajero de la vida. Así es que realiza numerosos conciertos con las orquestas de Padova, Veneto, la Filarmónica y la Sinfónica de RTV Eslovenia. En agosto de 2011 tocó en el Festival de Ljubljana para el bicentenario del nacimiento de Franz Liszt y en 2014 se presentó en la prestigiosa sala Gaveau de París.

Las primeras obras que interpretó fueron tres preludios (Op. 28) de Frederic Chopin. La sutilidad con la que comenzó engañaba a cualquier espectador sin prejuicios musicales. A medida que avanzaba dejaba entrever una técnica prolija a la vez que enérgica. Así dio paso a obras de Sergei Rachmaninov y algunas danzas españolas de Enrique Granados. Para completar el programa, realizó tres danzas argentinas: “Danza del viejo boyero”, “Danza de la moza donosa” y “Danza del gaucho matrero” de Alberto Ginastera (fundador del Conservatorio Gilardo Gilardi), compositor que ya conocía e interpretaba en su país natal, y tres bagatelles de Marij Kogoj y Béla Bartók.

Para completar un programa variado a la vez que exigido, eligió como última obra un majestuoso vals de Maurice Ravel transcripto para piano. Con un carácter brillante y cambiante, esta obra presentaba reminiscencias de los grandes compositores de valses vieneses con melodías alegres y vivaces. Paralelamente, en los bajos se podían escuchar diversos clusters (acorde musical compuesto de semitonos cromáticos consecutivos distintos al mismo tiempo) que en criollo vendría a ser como apoyar la palma de la mano sobre las teclas. Sus manos corrían de un lado a otro con una velocidad impensada, mientras los bajos parecían contraponer la agradable melodía. Una vez concluida, el público estalló en una ovación de varios minutos en los que el pianista entraba y salía del escenario, dejando un pequeño bis de regalo. Quizás el único problema de la noche fue la elección de la Sala Astor Piazzolla en vez de la Ginastera (sala grande) para este concierto, porque decenas de personas quedaron afuera del mismo ya que media hora antes del inicio la sala se encontraba colmada.

Por último quisiera destacar un rasgo que impactó desde su primera aparición a público: la altura de su cuerpo, probablemente más largo que el piano de cola en el cual tocaba. Sus manos y su pelo acompañaban esa extensión moviéndose con vehemencia en cada una de las obras. Hablar de las manos de un pianista no es un detalle menor. Siempre están en la mira porque las variaciones de las mismas determinarán las posibilidades de su accionar. Recordemos que no solo importa el tamaño, sino el peso, la distancia de la muñeca, la separación entre los dedos y la longitud de cada uno de ellos. Lamentablemente la anatomía de las manos es algo que, al menos todavía, no se puede cambiar. Y en el caso de Iván parecieran estar a la altura de las circunstancias.

Buenos Aires
Conservatorio Tchaikovsky
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Ivan Skrt
NICOLAS ISASI
Palacio Paz
Teatro Solís

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