Reclaman justicia por el femicidio en Gonnet
| 2 de Septiembre de 2015 | 01:55

Los familiares de Claudia Elizabeth Salgán (40) y los abogados que los representan se reunieron ayer con los jueces de la Sala I de la Cámara de Apelaciones de La Plata, para relatarles “el maltrato físico y psicológico” que la mujer “sufrió de parte de su marido” Marcelo Raúl Núñez (44), hasta que por fin decidió irse de la casa de 493 entre 132 y 133, donde vivían.
Eso fue el 8 de julio pasado, cuando ella terminó muerta y él detenido por el femicidio.
Precisamente, la familia de Claudia pidió audiencia con los camaristas apenas supo que la defensa de Núñez había apelado la prisión preventiva intentando instalar la hipótesis de la emoción violenta.
“La ahorcó, la golpeó y le dio dos puntazos con un destornillador”, dijo Florencia Cabrera, la madre de la víctima, refiriéndose al día del hecho. Aunque aclaró que “mi hija vivía un calvario desde el 9 de junio”, cuando le comunicó a su marido que ya no se quedaría en la casa.
Un día después de que la mujer se plantó, Núñez se infartó en el trabajo, en una metalúrgica del camino Belgrano, enfrente de la República de los Niños. Estuvo internado varios días y para su recuperación necesitó tomar “mucha medicación. Inclusive, lo volvieron a internar por la presión alta que tenía”, apuntaron en el entorno de Salgán.
Cuando el hombre parecía un poco estabilizado de su cuadro, la mujer habría insistido en su intención de separarse.
De acuerdo a lo que consta en el pedido de detención del fiscal Marcelo Romero -a cargo de la causa- el acusado se autoincriminó cuando fueron a detenerlo.
“Se me fue la mano, me mandé un cagadón, la agarré mandando un mensaje y era con un flaco. Se me pasó la mano y la pinché con un destornillador, me vivía metiendo los cuernos, me cansé de ella y de su familia”, cuentan los policías que dijo el imputado.
El propio Núñez se encargó de pedir ayuda a un vecino para llevar a Salgán hasta el hospital de Gonnet, donde finalmente murió.
El día del hecho, dos de los tres hijos de la pareja, de 8 y 12 años, estaban durmiendo en la casa donde pasó todo y todavía residen junto con su hermano de 21 años, según contó su abuela.
La hija de 12 años “oyó gritos, no entendía nada de lo que pasaba y le pidió ayuda a mi mamá por teléfono. Desde mi casa fueron para allá, pero a mi hermana ya se la habían llevado al hospital”, relató en aquel momento Lucía, la hermana de Claudia.
Lucía participó de la reunión de ayer con los camaristas de la Sala I, junto con su madre, otra hermana y los abogados de la familia. Abajo los esperaban alumnos de la víctima y otros allegados, que los acompañaron a los tribunales y en su reclamo de no aliviar la situación procesal de Núñez, con preventiva por “homicidio calificado por el vínculo y la violencia de género”.
La audiencia duró alrededor de media hora y ahora esperan la decisión de los jueces, convencidos de que lo único que puede aliviar tanto dolor es que el responsable reciba la máxima pena.
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