“Hermia y Helena” De Brooklyn a Buenos Aires

Flores rojas, rosas y mucha vegetación. En los créditos de inicio, una insólita dedicación a la actriz japonesa Setsuko Hara, colaboradora asidua de Yasujiro Ozu. Un puente gigante de hierro al norte del continente se funde lentamente con las luces de una avenida porteña. Todo parece indicar que algún viaje habrá en esta historia. Y si bien nunca los vemos durante el viaje en sí, éste va a ser el eje central de la película. Camila (Agustina Muñoz) obtiene una beca en Nueva York para traducir “Sueño de una noche de verano”, y en clave autobiográfica, Matías Piñeiro (guionista y director) narra ese viaje y los meses previos a su realización.

“Hermia y Helena” toma el nombre de los personajes de la mencionada obra de Shakespeare, de la cual existe una leve inspiración y es una de las pocas películas que siendo dirigida por un argentino residente en Estados Unidos, compite en la Competencia Internacional de largometrajes en el Festival de Cine de Mar del Plata. Realizada con muy bajo presupuesto, sigue la línea independiente que Matías viene trabajando desde sus primeros filmes. Pocas locaciones, muchos exteriores y algunas actrices que ya forman parte de su fetiche. Una de las particularidades, es que al tratarse de la primera película que realiza desde su establecimiento en Estados Unidos, incorpora el inglés en gran parte del metraje. De esta forma, el casting cuenta con actores argentinos y estadounidenses nativos, pero también con algunos bilingües, que logran un inglés regular pero sumamente justificado al tratarse de becarios en el exterior. El problema es que como toda película hecha en otro idioma, implica un trabajo mucho más minucioso y delicado en los tiempos, la velocidad, la pronunciación y la interpretación de esa nueva lengua, que no siempre logra la misma efectividad en la actuación que en su lengua madre.

Así es que a modo de montaje paralelo entre Buenos Aires y Nueva York, suceden los distintos episodios en forma de flashbacks intercalados a lo largo del tiempo: un mes atrás, presente, dos meses atrás, etc. Cada capítulo tiene su propia presentación con los personajes que lo involucran anunciado por un texto encima de la imagen. El recurso de la palabra y la escritura, es uno de los más utilizados por Piñeiro a lo largo de la película. Desde los títulos con una tipografía y color determinado, hasta extractos de libros, cartas y postales que van y vienen de un lugar a otro. La maravillosa música de Joplin ayuda a la construcción del ritmo, aunque cabe destacar que tanto los personajes como sus conflictos son débiles y tienden a reprimir sus emociones, o a presentarlas siempre en una medida justa, sin grandes contrastes, desde un llanto hasta un beso.

En medio de la película, aparece un personaje secundario que es director de cine, y de repente vemos un cortometraje en blanco y negro realizado con imágenes de archivo en el sur de nuestro país hace algunas décadas atrás, con textos de la película “Rebecca” que resignifican las imágenes. Si bien la historia original no se ve afectada por esta aparición, resulta una extrañeza más dentro de este mundo extraño que nos presenta un Piñeiro viajero que busca su lugar en el mundo. Su película anterior, “La princesa de Francia”, resultó ganadora del BAFICI. Actualmente, en el voto del público (que se actualiza día a día en la web oficial del festival), obtuvo 6.11 y ya se postula en el cuarto lugar, después de “Paradise” (8.72), “Moonlight” (8.25) y “El Cristo ciego” (7.02). Para saber los resultados de este año, habrá que esperar hasta el próximo fin de semana.

Nicolás Isasi

Agustina Muñoz
Competencia Internacional
EL CRISTO
Estados Unidos
Matías Piñeiro
Nueva York
Setsuko Hara
Sueño
Yasujiro Ozu

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