DE MAÑANA, SÍ

A mí me encanta que los partidos se jueguen los domingos por la mañana. No sé, los veo como más deportivos, menos comerciales. Será porque escucho que las empresas de TV, son las que regulan y fijan los horarios del fútbol, en la actualidad.

 

De mañana es más lindo. Jugar con ‘la fresca’, con un sol diferente, no con ese Febo que los jode a los arqueros. Así no tendrán más esa excusa a la hora de intentar justificar los errores cometidos en cada uno de los pepinos que se comen a la tarde, cuando el Astro Rey les molesta en la cara.

 

A mí me gustan los domingos de mañana para el fútbol. Así no me salen con el cuento de que al jugar, por ejemplo a las 15:00 hs, es un horario al que se llega sin haber hecho suficientemente bien la digestión.

 

Tal vez, en una de ésas, tengan algo de razón. Un fútbol matutino acorta los tiempos de espera, minimiza esas inevitables ansiedades que se sufren, aguardando que llegue la hora del partido de una buena vez.

 

Además, si uno sale bien desayunado desde casa, no habría motivo para comer de forma improvisada cualquier cosa por ahí. Será mejor que con el pitazo final nos zambullamos en el ómnibus del regreso, conscientes de que en casa nos espera un almuerzo dominical en familia, todo un rito por estas latitudes.

 

Si los encuentros fuesen de mañana se evitarían los soporíferos preliminares. No habría partidos previos, esos que hacen que nuestras esposas nos rezonguen, con razón, por estar tantas horas fuera de casa o de salir tan temprano hacia la cancha, en el caso de haber dos partidos, uno detrás del otro.

 

Por otra parte, el segundo de los partidos ahora sería el primero y entonces los jugadores podrían desarrollar sus más celebradas gambetas en un campo de juego mejor conservado, sin haber sido destrozado por los pataduras del preliminar.

 

Los partidos en la mañana del domingo serían magníficos. Convocarían a los ‘madrugadores’ y no a la horda que va por las tardes; les darían paso, a mi juicio, a los verdaderos amantes del balompié.

 

Las mañanas domingueras reunirían, en la previa, a las hinchadas en las inmediaciones de las canchas, de donde, en consecuencia, podrían salir beneficiados los canillitas con una mejor venta de los matutinos dominicales, con tantos y atractivos suplementos. Incluso, los fieles, que suelen ser devotos de las iglesias barriales, tendrían oportunidad de asistir a las misas vespertinas del domingo, cuyas concurrencias disminuyen cuando los partidos se realizan por la tarde.

 

No sé. Mi vecino, por ejemplo, siempre opinó de estos temas, que hoy traigo aquí, de la misma forma que yo. Él me confiesa que durante mucho tiempo aguardó cumplir su anhelo de ir a ver jugar a su querido Deportivo Sol de Oro los domingos por la mañana, hecho que recién ahora puede disfrutar intensamente. Me transmite lo saludable y encantador que le resultan las caminatas matinales de cada domingo rumbo a la cancha, con el termo bajo el brazo.

 

Lo que no me cuenta es si la amargura que mastica es resultado de la yerba que le pone al mate o porque el team de sus amores descendió esta temporada y ahora debe jugar, por primera vez en su historia, con los cuadros de la B…

 

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