Un Congreso que deja atrás su pasado como escribanía
| 1 de Abril de 2016 | 01:21

Se aprobó la ley para salir del default. En unos pocos días, el Gobierno le pondrá el moño -seguramente- a un acuerdo con los llamados fondos buitre. No habrá nada para festejar. Sería como salir a brindar porque se logra pagar el alquiler después de un atraso de varios meses. Pero será un alivio. La pregunta que muchos se hacen, entonces, es ¿qué cambió con la ley que aprobó el Senado? y ¿qué cambiará con el acuerdo al que está a punto de llegarse para salir del default?
Ya se explicó esta semana que regularizar la deuda con los holdouts es como salir del Veraz. Eso crea las condiciones indispensables para plantearse un ciclo económico más sano y más virtuoso. pero no provoca efectos mágicos.
Imaginar lo que va a ocurrir es un ejercicio de conjeturas más o menos fundamentadas. Pero hay otro plano: el de lo que ya ocurrió.
Lo que ocurrió, primero en Diputados y ahora en el Senado de la Nación, es que el oficialismo -que no tiene mayoría en ninguna de las Cámaras- logró amplios consensos para aprobar, con celeridad y sin esquivar el debate, una ley de alta sensibilidad.
Hay un dato que todos los dirigentes políticos ponen de relieve: el Congreso ha dejado de ser una “escribanía” del Poder Ejecutivo. Ahora se discute, se negocia, se modifican los proyectos, se entra en un razonable tironeo político y se logran acuerdos y consensos en torno a temas fundamentales. Al menos esto es lo que se ha visto en estos primeros cien días del nuevo paisaje político e institucional en la Argentina.
La iniciativa que envió el Ejecutivo al Congreso -para crear el marco legal que ahora permitirá pagarles con una quita y cerrar el litigio con los holdouts- sufrió en Diputados al menos siete modificaciones sustanciales. Se le puso un límite al endeudamiento y se fijaron otras condiciones. Todo eso fue el resultado de arduas negociaciones que terminaron en un acuerdo multipartidario.
En el Senado, donde Cambiemos es un bloque muy minoritario, el proyecto oficialista fue avalado con más de dos tercios. Fue una mayoría que hace apenas unas semanas parecía imposible.
Entre aquel objetivo lejano y esta realidad concreta, estuvo la política. Hubo un aceitado trabajo de los líderes parlamentarios y se pusieron en valor las mejores herramientas de la negociación legislativa.
Por eso puede hablarse de un escenario político auspicioso, no sólo para el oficialismo, sino también para una oposición que asume en el Congreso un papel protagónico y le da al debate legislativo una singular vitalidad.
DE AHORA EN MAS
¿Lo que pasó con la ley para salir del default es un anticipo de lo que pasará a partir de ahora en el Congreso? Todos coinciden en que es un primer paso alentador, pero no garantiza que estos consensos se consoliden en forma definitiva.
Es auspicioso, porque se ha visto voluntad de diálogo y flexibilidad negociadora de uno y otro lado. Los sectores más rígidos han quedado casi aislados.
Pero la dinámica misma de la negociación exhibe componentes muy volátiles. Lo que se ve es que de ahora en más, todas las leyes importantes seguramente deberán someterse a mecanismos de negociación que exigirán paciencia y voluntad de diálogo. Esa es, por ahora, la gran novedad del nuevo escenario que han determinado las elecciones del año pasado.
Sobre el escenario económico a partir de que se concrete la efectiva salida del default, ya se ha dicho que ningún analista espera efectos inmediatos. Es indudable que esa regularización les abrirá al Estado y al sector privado las puertas para la obtención de financiamiento internacional con líneas de crédito más accesibles. Eso generará una buena perspectiva para encarar proyectos de obra pública y de expansión productiva a gran escala. Pero todo ese mecanismo dependerá también de otras variables. No alcanza con un país que haya salido del Veraz. Se necesitarán reglas claras, previsibilidad, estabilidad política y social. En definitiva, el futuro no está escrito. Hay algunas señales que alientan el optimismo. Pero otras encienden luces de alarma. El tiempo dirá.
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