Al Lobo le faltó profundidad, y la caída terminó siendo lógica

Casi no llegó al arco de enfrente, y para colmo de males en defensa no brindó mayores garantías

Por WALTER EPISCOPO
ANALISIS

El River-Gimnasia de ayer en el Monumental dejó ver que los dos equipos están completando la temporada con objetivos que están lejanos al resultado inmediato. Sin posibilidades en el campeonato, porque los dos quedaron lejos, de la punta, y también de la segunda posición, camino por el cual habrá un partido para determinar otro pasaje a la edición 2017 de la Copa Libertadores, ambos plantearon un juego sin la desesperación que impone condiciones cuando los puntos representan una necesidad imperiosa.

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Con este panorama, el Lobo se mostró en una imagen que parece ir en dirección a lo que pretende Gustavo Alfaro, el entrenador que por culpa de la expulsión frente a Independiente debió mirar el encuentro desde un palco, lejos de su equipo, y más allá de las buenas intenciones, le costó, y mucho, poder elaborar juego. Sus propias limitaciones, y el mal estado de un terreno, conspiraron para que el Lobo pudiera desarrollar las jugadas que imaginó para este viaje a Núñez.

Maximiliano Meza, de gran noche contra Independiente, en la fecha anterior, se movió esta vez como enganche, y aunque sus arranques llegaron a complicar a la defensa que esperaba, no alcanzaron para que Gimnasia pudiera llegar a fondo sobre el arco de un Marcelo Barovero que se ganó los aplausos más fuertes de la noche por tratarse de su última presentación como arquero de River en el estadio Monumental.

Sin demasiado argumentos también, River se hizo cargo, y empujado por Maidana y Mercado desde el fondo, con Ignacio Fernández y Gonzalo Martínez alternándose en el control de la pelota, y de la movilidad de Alario en los metros finales asustó un par de veces.

Un pelotazo cruzado por Martínez desde la izquierda no pudo ser conectado por Alario, en el primer tiempo, cuando recién se había cruzado la primera media hora, y en la siguiente hubo una doble salvada para el arco albiazul. Primero, cuando Bologna sacó al córner un tiro libre del uruguayo Alonso, inmediatamente después, cuando un cabezazo de Mercado hizo pegar la pelota en el palo de la mano derecha del arquero.

Se recostó Meza sobre el carril derecho, pero la idea no prosperó, y después de un tiro libre de Nacho Fernández que logró resolver Bologna, a los 12 minutos Ponzio levantó un centro que Iván Alonso conectó de cabeza para darle la ventaja a River, con todo a favor, porque la pelota llegó limpia y los centrales quedaron fuera de escena.

Después de un momento de desconcierto, el Lobo experimentó una ligera reacción, y adelantando sus líneas para mover la pelota más allá de la línea media, por lo menos generó un par de equivocaciones en la última línea del conjunto local, que en el tramo final salió rápido de contragolpe y terminó estando más cerca del segundo que Gimnasia del empate.

Dos entradas de Alario, que no encontraron el arco, y un zurdazo bajo de Nacho Fernández, que Bologna manoteó abajo, a punto estuvieron de aumentar la diferencia en un partido que finalizó en un clima de fiesta por la despedida de Barovero, quien en tiempo de descuento le entregó el arco al juvenil Augusto Batalla y desencadenó una larga ovación.

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