Una mujer se disfrazó de prostituta para buscar al asesino de su nieto

Ana María Sabo, de Quílmes, decidió entrar a una villa para fotografiar al presunto asesino de su nieto. Para eso decidió disfrazarse de prostituta

Jonathan Hernán Rodríguez Moreira tenía tan solo 17 años, había rendido los últimos exámenes para terminar el secundario. También había conseguido un buen trabajo. Pero no llegó a cumplir ninguno de sus planes; en un asalto en la casa de su abuela, un grupo de delincuentes armados lo acribilló. A más de un año del crimen, con la causa "parada" por falta de testigos, sólo queda el recuerdo de sus familiares, principalmente su abuela, que hace lo imposible por conseguir pruebas para la justicia.

“Joni” no conocía a su padre, que desapareció cuando él nació, y su madre murió en 2012 luego de batallar contra un cáncer terminal. Fue en ese año cuando el adolescente se fue a vivir con su abuela, Ana María Sabo (63). Ella es quien lleva adelante la memoria de su nieto y no permite que la investigación quede en el olvido, haciendo todo lo que puede. En un punto hizo hasta lo impensado; se disfrazo de prostituta para poder meterse en una villa y hablar, o al menos ver, a uno de los sospechosos del asesinato.

El asalto fue cruel no sólo por su naturaleza, sino por la forma en que se dieron las cosas. Jonathan estaba en el comedor de la casa de su abuela, ubicada en la calle Rodolfo López al 3900. El auto de la familia yacía estacionado sobre la vereda. Por un olvido tuvo que salir a buscar su mochila, que estaba dentro del auto. En ese instante fue cuando aparecieron los ladrones -no se sabe certeramente si fueron 3 o 4-, que terminaron disparándole a quemarropa por quién sabe qué.

Para su abuela fue un golpe durísimo, el último de una seguidilla de puñetazos que la vida le dio. En 2012 falleció su esposo, al igual que su hija. Tres años más tarde llegaría el último golpe, el que se dice "más fuerte".

"Estaba contento porque le había ido bien con los exámenes finales y el lunes siguiente al que lo asesinaron iba a empezar a trabajar en una casa de ropa”, recuerda la abuela. Ella estaba por dormirse cuando su nieto recibió el disparo. Ella sólo alcanzó a escuchar un grito, y salió corriendo para ver que pasaba. Llegó al comedor y escucho el disparo. Después salió la calle y se encontró con su nieto en el piso, y a tres personas huyendo del lugar, una de las cuales "se dio vuelta y apunto" como para dispararle. Pero la alarma del auto, que se disparó súbitamente, quizás le salvó la vida. Ella se quedó con su nieto en brazos, ya herido de muerte, al cual trató de envolver en una frazada junto a su hijo, tío de Jonathan, pero ya era tarde. Finalmente falleció, y comenzó la investigación que hoy no llega a ningún lado.

Pero eso no deja quieta a su abuela; no, ella hace hasta lo imposible por traer justicia. “A los cuatro meses del homicidio, me enteré dónde vivía uno de los asesinos. Y decidí disfrazarme de prostituta. Me puse una peluca, un pantalón de mi nieta y entré diciendo que venía de la villa de ‘Los Eucaliptus’ y que quería comprarle ‘falopa’. Y además dije que había una ‘loca’ que quería conocerlo”, narró Ana.

Fue de esta manera como logró capturar una foto de a uno de los presuntos homicidas. “Es este, le dicen ‘El perro’. Las fotos las saqué yo”, señaló la mujer. “Después me amenazó un par de veces, pasó por mi casa en moto diciendo que iba a ‘hacerme mierda’. Le llevé las fotos al fiscal, pero yo no puedo identificarlo, apenas lo vi. No quiero venganza, lo que quiero es justicia." continuó contando.

Del crimen hubo dos testigos del crimen, los cuales no pueden delcarar. ¿Por qué? ambos se presentaron ante el fiscal Sebastián Videla, de la UFI N° 6 de Quilmes, y denunciaron a la Policía por “apremios ilegales”. El fiscal abrió otra causa, paralela, para investigar las dos denuncias. Esta última movida impide incluir estos testimonios en el expediente judicial. Ahora, la causa judicial está estancada por la falta de testigos y otras pruebas que sitúen a los sospechosos en el lugar del crimen. 

Ana María Sabo
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