¿Quién manda en casa: usted o el gato?
| 27 de Agosto de 2016 | 23:29

Algunas personas son indiferentes a los gatos; otras los detestan y se alejan de ellos, y un tercer grupo se declara adicto a “pequeñas obras de arte en movimiento”, como denominaba el genial Leonardo Da Vinci a estos animales, que conviven con los seres humanos desde hace miles de años.
A los partidarios incondicionales de los gatos, les resulta muy difícil resistirse a los pedidos de estos animales cuando se acercan a ellos, caminando suavemente y maullando, ya sea reclamando comida, mimos o un poco de atención, tanto cuando la aproximación se produce en la calle, como en la casa, donde los gatos suelen transformarse en los reyes del hogar.
Científicos del Reino Unido han comprobado que el ronroneo pedigüeño de los gatos es una manera de manipular e incluso de dominar a sus dueños y de satisfacer sus felinas necesidades, de sustento tanto a nivel nutritivo como de contacto corporal y afectivo.
Cuando un gato quiere o necesita alguna cosa de su amo -aunque a tenor de este estudio británico no queda claro quien manda a quien-, en lugar de emitir su ronroneo habitual, este animal lanza un grito agudo similar al de los recién nacidos que a los humanos les resulta muy difícil pasar por alto.
Al avanzar en la investigación de ese particular sonido, los investigadores comprobaron que otras mascotas, de otros dueños de gatos, también les bombardeaban de igual manera con ese característico maullido pedigüeño.
El resultado solía ser el mismo: en lugar de que las echaran de la habitación, las mascotas conseguían la inmensa mayoría de las veces que sus amos se levantaran de la cama y les llenaran su plato o tazón de comida.
El ronroneo pedigüeño de los gatos es una manera de manipular e incluso de dominar a sus dueños y de satisfacer sus felinas necesidades, de sustento tanto a nivel nutritivo como de contacto corporal y afectivo
Los investigadores adiestraron a un grupo de propietarios de gatos para que grabaran los dos tipos de ronroneo de sus mascotas: por un lado el normal, al que están habituados, y por otra parte su sonido pedigüeño, que resulta exasperante.
A continuación, les hicieron escuchar las grabaciones a otras personas voluntarias, e “incluso a aquella gente que no tenía ningún tipo de experiencia en el trato con esos pequeños felinos, encontraron que el maullido pedigüeño de los gatos era más urgente y menos agradable”, explicaron los científicos. Los investigadores grabaron los ronroneos de diez gatos y se los dieron a escuchar a los 50 participantes en el trabajo.
Al progresar en la investigación, comprobaron cómo el ronroneo puede ser de un tipo u otro según lo desee el gato, y que además depende del tamaño, la longitud y la tensión de las cuerdas vocales, del animal que lo emite.
También descubrieron que “los mininos” aprenden a exagerar el maullido cuando comprueban que este sonido genera una respuesta en los humanos.
Asimismo, “este rasgo comunicativo se desarrolla más en aquellos gatos que tienen una relación más estrecha con sus dueños. Ignoramos lo que los gatos se proponen, pero lo que está claro es que saben cómo hacerlo y que lo hacen deliberadamente”, han señalado.
Según este estudio, el sonido que emite un gato cuando pide comida a su dueño, es una especie de ronroneo mezclado con un elemento de alta frecuencia típico de un maullido, el cual produce en las personas una desagradable sensación de urgencia.
Además, aquellas personas que tienen un gato como mascota parecen ser más sensibles a este maullido de pedido. Curiosamente, los gatos que no son alimentados regularmente por una misma persona no producen este particular sonido felino.
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