Consejos para disfrutar a pleno la capital de Holanda en el otoño
| 10 de Septiembre de 2016 | 23:56

Amsterdam tiene un problema real: esta ciudad simplemente es demasiado atractiva. Más que nada en verano, por cada habitante hay tres turistas. En otoño, la situación es un poco más tranquila.
También en esa época del año próxima a iniciarse Amsterdam es realmente muy bonita, con la ventaja de que hay bastante menos turistas y el paisaje es más colorido.
Quien se pare en uno de los numerosos puentes sobre los canales Herengracht o Keizersgracht puede observar cómo el viento arranca las hojas de los árboles dejándolas caer en el agua. En los canales, la alfombra de hojas amarillas y rojas se hace cada día más gruesa.
En otoño, hay tantas cosas interesantes que hacer en Amsterdam como en pleno verano, pero de forma más relajada.
por los canales
Uno de los atractivos más importantes que la capital de Holanda tiene para los turistas son sus famosos y muy pintorescos canales.
Es prácticamente imposible resistirse a realizar una excursión por los canales.
Aunque en otoño puede hacer un poco de frío, esto no debe ser motivo para no hacer una excursión por los canales.
Los barcos llegan y salen de decenas de atracaderos y también hay excursiones con varias paradas en el trayecto.
Estas excursiones con escalas permiten al turista ver muchas cosas del casco viejo de la ciudad. Por ejemplo el famoso barrio bohemio Jordaan.
Hace varias décadas era un barrio obrero, ninguna zona residencial para gente adinerada. En los últimos años, sin embargo, ha vivido un proceso de cambio y modernización y tiene mucho que ofrecer a los turistas que quieren ir de compras y visitar rastros del pasado de la ciudad.
La Plaza de los Museos
Un destino obligado para todo turista que visite Amsterdam, sin duda, es la conocida Plaza de los Museos.
Verdaderamente resulta muy difícil encontrar en el mundo un lugar donde se ofrece tanto arte en un espacio tan pequeño.
El Rijksmuseum muestra pintura holandesa desde la Edad Media hasta el siglo XX, incluyendo a grandes artistas como Rembrandt, Frans Hals y Johannes Vermeer.
El Stedelijk es el museo municipal para arte moderno y contemporáneo, con obras de Miró, Picasso y Henri Matisse, entre otros.
Y el Museo van Gogh está dedicado a la estrella pop entre los artistas holandeses.
La exposición tiene un diseño moderno y es fácil de recorrer.
Desde principios de este año existe, además, el “Museo Moco”, dedicado a diversas expresiones del arte contemporáneo.
Museo Willet-Holthuysen
Situado en el canal Herengracht el Museo Willet-Holthuysen, existe desde e l año 1896 y refleja la cultura habitacional de la época.
En ese edificio vivieron durante muchos años Abraham Willet y Louisa Holthuysen, un matrimonio que no tenía preocupaciones económicas ni mucho menos.
Muchas habitaciones están decoradas exactamente igual que en el siglo XIX.
El salón de baile de 1865 está decorado siguiendo la moda de París en aquellos tiempos. En la enorme mesa de la sala de estar hay lugar para 18 invitados. Willet presentaba aquí con frecuencia sus nuevas adquisiciones: durante toda su vida invirtió mucho dinero en antigüedades y pinturas. También se pueden visitar la cocina y la despensa.
La fábrica de diamantes Gassan, en la calle Nieuwe Uilenburgerstraat, no sólo está abierta al público, sino que incluso ofrece visitas guiadas gratis.
Los visitantes pueden observar cómo los diamantes son tallados y pulidos. Los precios fácilmente marean al visitante: en la mesa hay piedritas que valen más de 50.000 euros. Quien lleve consigo su tarjeta de crédito puede deambular por la sala de exposición y comprar algún souvenir. Y esto seguramente es también la intención de las empleadas sonrientes, que durante las visitas guiadas una y otra vez permiten que el turista tome en la mano los brillantes, aunque sólo durante poco tiempo.
La Sinagoga Portuguesa situada en la plaza Mr. Visserplein, es por muchos motivos imponente, a lo que sin duda contribuye también el alto techo del interior. La sinagoga data del año 1675 y fue construida por refugiados judíos que abandonaron Portugal y España por miedo a la persecución religiosa. Varias partes de la sinagoga son históricas.
La Casa de Ana Frank
Este museo, situado en el canal Prinsengracht, es muy visitado. Por la mañana, cuando el museo aún está cerrado, las colas frente a la entrada ya son tan largas como en la tarde y muchas veces llegan hasta el Keizersgracht. Sin embargo, la espera vale la pena: el museo instalado en la casa donde la familia de Ana Frank vivía escondida hasta que los nazis la descubrieron y deportaron, transmite esta historia de manera muy impresionante. En las paredes se pueden leer muchas citas del famoso “Diario de Ana Frank”.
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