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El país |UNOS ELOGIAN LOS NUMEROS POSITIVOS, OTROS PREFIEREN SER PRUDENTES

Luces y sombras en la marcha de la economía

La producción crece; preocupan la deuda externa y el déficit

Luces y sombras en la marcha de la economía

La actividad industrial creció 5,1% en agosto pasado - WEB

Por DANIEL GOMEZ

1 de Octubre de 2017 | 03:41
Edición impresa

Los más optimistas, como el Gobierno, ven el vaso medio lleno. Lo menos, algunos economistas y, obvio, la oposición, ven el vaso medio o casi vacío. A casi dos años de mandato de Mauricio Macri, la marcha de la economía muestra luces y sombras, con números que dan señales de recuperación pero otros que encienden alertas.

Entre los datos positivos se puede anotar el crecimiento del PBI con mejoras en varios sectores de productivos, una baja en la inflación -aunque sin poder cumplir la meta fijada por el Banco Central del 17 por ciento para este año-, y la reactivación de los créditos, tanto personales como hipotecarios, a plazos y tasas más tentativas. También se puede anotar en positivo una leve caída de la tasa de pobreza en base a una mejora en las renumeraciones y el poder adquisitivo aunque todavía, claro, sin tirar “manteca al techo”, con más de 8 millones de personas aún vulnerables. Todo al ritmo gradualista que se impone desde la administración macrista.

Entre los pasos negativos, están los aumentos de la deuda pública y el déficit fiscal, además de los desfasajes en la balanza comercial.

Este rebote económico no se reflejó en la creación de un repunte en los empleos aunque la última tasa fue un 0,6 puntos menor a la del mismo lapso de 2016 en el segundo trimestre. La cifra de desocupados casi no se movió de 1,5 millón.

Por lo pronto, la administración Macri baja línea de un buen presente y un mejor futuro. “La recuperación claramente se siente en la calle”, aseguró el ministro de Finanzas, Luis Caputo, ante empresarios, banqueros y economistas, en el marco de la Conferencia Anual de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). Y desafió a los que advierten sobre temas que pueden oscurecer el panorama: “La deuda es sostenible y manejable. No es un problema porque el Gobierno va a cumplir a rajatablas con las metas fiscales anunciadas”. Y finalmente aclaró: “El partido se juega acá, en la recapitalizacion. Es la nafta que tiene que alimentar la inversión. No nos enganchemos con un punto más o menos de déficit en los próximos dos años”.

También en el mismo coloquio, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, rechazó las críticas a la gestión de las metas de inflación que estableció la autoridad monetaria, al asegurar que el proceso de caída de los precios “seguirá adelante” mientras pronóstico un costo de vida de alrededor del 10 por ciento para 2018.

El Gobierno, es cierto, logró revertir la caída de 2 puntos en la actividad económica que marcó su primer año de gestión. Y ya para 2017 tiene un piso de 2,1 por ciento de crecimiento.

La principal tracción es la construcción (+15,7 por ciento interanual), con el gran impulso que se le dio a la obra pública. En el sector privado, sobre todo en nuestra región, ven mejoras pero no una reactivación plena de la actividad. También se plantea la situación que la fuerte inversión pública en infraestructura -obviamente necesaria, como la realización de nuevos caminos, viviendas- lleva a un aumento de un gasto que en parte se ve reflejado en el déficit fiscal. Por eso, ya piensan en inyectar inversión privada para el año que viene.

La industria, es otro tema. Tras un largo periodo de cuesta abajo, ya lleva cuatro meses consecutivos de expansión aunque es cierto que se da en relación a los mismos meses del año pasado, uno de los peores de los últimos tiempos que tuvo el sector. Y en este crecimiento hay matices, según los sectores. Siderurgia, metalmecánica, el cemento a través de la obra pública, la actividad petrolera y automotriz, son los motores de este repunte. No sucede lo mismo en los sectores que dependen del consumo privado, como la alimentación y los textiles, que registran contracción.

Este rebote económico no se reflejó en la creación de un repunte en los empleos aunque la última tasa fue un 0,6 puntos menor a la del mismo lapso de 2016 en el segundo trimestre. La cifra de desocupados casi no se movió de 1,5 millón.

Mientras, los números oficiales hablan de una recuperación del salario real de 4 por ciento por sobre la inflación. Pero, ¿se nota en el consumo? Según el Indice de Confianza del Consumidor (ICC), que elabora la Universidad Di Tella, sí. En septiembre subió 7.2 % con respecto a agosto. En cambio, no se ve reflejado en las caídas de ventas en supermercados y shoppings: ya llevan cuatro meses en baja, según el Indec.

La balanza comercial, es otro caso de alarma, con una abrupta caída de las exportaciones y de un incremento de los productos importados. En agosto registró un déficit de 1.083 millones de dólares, frente a un superávit de 708 millones que se había generado en igual mes del año pasado.

Por otra parte, en los primeros tres meses de este año, la deuda pública en pesos y moneda extranjera aumentó en U$S 9.435 millones. En 15 meses de Gobierno de Macri creció U$S 44.261 millones.

LA PELA POR EL DEFICIT

Para Caputo, el endeudamiento en relación al PBI se estabilizará en 2020 y comenzará a ser decreciente a partir del 2021. Pero economistas coincidieron en el plenario de FIEL llevado a cabo en un hotel de Puerto Madero, en que el Gobierno deberá apurar una baja del gasto luego de las elecciones de octubre, como también en las consideradas “reformas estructurales”. Así lo advirtieron Ricardo Arriazu, Miguel Kiguel y Daniel Artana.

Miguel Kiguel remarcó que “si me preguntaran qué preferiría resolver primero, si el déficit o la inflación, elegiría el primero”.

“Dejemos de ser gradualistas”, enfatizó Arriazu al hablar sobre una necesidad de reducir el déficit fiscal, aunque aclaró que “están empezando”. El economista detalló que en lo que va del año la cuenta corriente de la Argentina registra un déficit de 21 mil millones de dólares. “El problema es que son gastos de consumo”, indicó y advirtió que “mientras no cambie el sistema tributario la Argentina va a seguir estando cara”.

Por su lado, Kiguel remarcó que “si me preguntaran qué preferiría resolver primero, si el déficit o la inflación, elegiría el primero”.

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