El joven golpeado en Los Hornos tenía también un tiro en la cabeza

Hasta el domingo pasado parecía bastante claro lo que le había pasado a Cristian Ezequiel Abreu (27) y por qué había muerto el sábado a la mañana en la casa de su hermano, en Los Hornos, pero bastó que los forenses revisaran su cráneo durante la autopsia para que las certezas fueran reemplazadas por dudas.

Es que los médicos descubrieron que Abreu tenía una bala calibre 32 y un impacto en la cabeza hecho a corta distancia, presuntamente cuando estaba acostado en la cama donde lo encontraron muerto, en 142 entre 72 y 73.

Fuentes policiales y judiciales confirmaron que los peritos de Científica que revisaron el cuerpo antes de su traslado a la morgue “no vieron el tiro, pero tampoco lo notaron los familiares ni los otros policías que estuvieron en el lugar”, entre otras cosas porque, explicaron, “no hubo mucho sangrado”.

Con la hipótesis inicial de que a Abreu lo habían golpeado acusándolo de tocar o propasarse verbalmente con una nena de 10 años, esa misma tarde fueron detenidos el padre de la niña, identificado como Emanuel Romero (32), y un amigo suyo, Carlos Albin (40).

El fiscal Alvaro Garganta los indagó por “homicidio agravado por alevosía” y ellos se negaron a declarar, pero con el informe de autopsia su situación podría cambiar.

“Voy a pedir un hábeas corpus, porque mi cliente ni siquiera llegó a pegarle a la víctima y ahora sabemos que, encima, los golpes no fueron la causa de la muerte”, adelantó a este diario Gustavo Galasso, defensor de Romero. El abogado cuestionó también el trabajo pericial, ya que “no se analizó la escena debidamente”. A Albin lo defiende Martina Rafetto.

A instancias de Garganta ayer se hicieron varios allanamientos y se peritó la vivienda donde murió el joven, lo que permitió establecer que allí mismo fue asesinado, ya que secuestraron una bala del mismo calibre y rastros que sostendrían esa teoría, dijeron fuentes judiciales.

Los pesquisas fueron en busca del arma homicida y de un auto que, por lo que declaró la madre de la víctima, pudo estar involucrado en el hecho. No estaban ninguna de las dos cosas, pero “confirmamos que los acusados tienen un coche de esa característica, que ya no estaba”, comentó un pesquisa.

Lo que figura en la causa es que los incidentes que desencadenaron en el homicidio comenzaron en la tarde noche del viernes, cuando, por lo que cuentan testigos, Abreu “le dijo algo obsceno o toqueteó a una nena de 10 años”. Después de que la chiquita comentó lo sucedido en su casa, su padre, junto con un amigo, fueron a encarar al acusado que estaba bebiendo alcohol con varios sujetos más en la esquina de 154 entre 74 y 75. “Cerca de las 22 de ese día lo vieron en la plaza de 155 y 75, siendo agredido físicamente por varios hombres”, trascendió de manera oficial. Algunos hablan de 10 sujetos, por lo menos.

La policía paró la paliza y la madre de Abreu lo llevó en un remís a la casa de su otro hijo, donde a las 7 de la mañana descubrieron que estaba muerto.

¿Cuándo recibió el tiro? Para los pesquisas resulta claro que fue mientras descansaba y que el criminal pudo acceder al lugar sin problemas, ya que la vivienda “es absolutamente precaria”. Resta definir quién apretó el gatillo.

La madre de Abreu declaró que “un auto gris los siguió después de que ella rescató a su hijo en la plaza”, pero no hay otros testimonios en ese sentido. La cuestión del móvil tampoco es una cuestión simple, ya que la víctima “tenía muchos rivales en el barrio y más de una acusación por supuestos delitos sexuales”, comentó una alta fuente con acceso a la causa. Como se ve, hay muchos puntos pendientes por resolver.