El día que la Selección tocó fondo

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Por eduardo tucci

Cada vez que se menciona la posibilidad de quedar afuera del Mundial surge, irremediablemente, el recuerdo del desencanto provocado por la eliminación sufrida en el recorrido previo a la Copa del Mundo de 1970 disputada en México.

Los archivos cuentan que a fines de agosto de 1969, en la mismísima Bombonera, un empate en dos goles con Perú dejó a la Argentina por única vez sin poder participar de la máxima cita a través de una Eliminatoria, ya que en 1938, 1950 y 1954 no participó por motivos ajenos al campo de juego. Más allá de los fantasmas que sobrevuelan el camino previo a Rusia 2018, vale recordar aquel duro golpe.

Eran días muy difíciles en la Asociación del Fútbol Argentino y fuera de ella. La dictadura de Juan Carlos Onganía había intervenido la Casa de la calle Viamonte en 1966 y en medio de desmanejos de todo tipo durante 1969 hubo cuatro interventores diferentes: Armando Ruíz, Aldo Porri, Oscar Ferrari y Juan Martín Oneto Gaona. El descalabro se le fue transmitiendo al equipo nacional que tuvo tres conductores diferentes en un año y medio con un proceso que inició José María Minella, prosiguió el Bocha Maschio –figura emblemática del Racing imparable del 66—y terminó con Adolfo Pedernera que fue el DT del equipo nacional en la triste tarde de la eliminación.

La falta de una tarea coherente se trasladaría rápidamente al campo de juego y pese a que la Selección llegaba a las eliminatorias sudamericanas como favorita después de adjudicarse la Copa de las Naciones en 1964 y ocupar la quinta ubicación en el Mundial de Inglaterra 1966, luego de ser eliminada por los dueños de casa por 1-0 en cuartos de final con un discutido arbitraje, no pudo superar la instancia clave.

Además, el fútbol argentino vivía un momento muy especial a nivel clubes con los recordados logros de Estudiantes y Racing a nivel internacional y jugadores de una jerarquía notable. Como ejemplo sirve recordar que en la formación nacional asomaban Agustín Cejas, Rubén Suñé, Roberto Perfumo, Rafael Albrecht, Silvio Marzolini –elegido como el mejor lateral del mundo en Inglaterra 1966--, Victorio Cocco, Antonio Ubaldo Rattín, Miguel Brindisi, Daniel Onega y Alberto Rendo por mencionar sólo a algunos.

La fase eliminatoria se presentó esquiva y en aquel último día de agosto de 1969 la Argentina necesitaba sí o sí derrotar a Perú para acceder a un triple desempate en territorio neutral con los propios peruanos y Bolivia para definir el Grupo 9, que en los papeles se había presentado sumamente accesible. La cosa no arrancó bien. En una Bombonera repleta, la Selección de Pedernera quedó abajo en el tanteador 2-1, con una actuación memorable de Oswaldo Ramírez. De nada valió el extraordinario aporte de Alberto “Toscano” Rendo a quien le hicieron el penal que le permitió a Argentina llegar al 1-1 y el golazo con el que selló el 2-2 a siete minutos del final. Hubo un gol de Brindisi anulado, mucha desilusión en el pitazo final y un silencio sepulcral que acompañó a los nuestros hasta el túnel.

Las crónicas de la época remiten a declaraciones del propio Rendo sobre uno de los días más tristes del fútbol argentino: “Nos quedamos afuera, es la peor experiencia de mi vida. Cuando salí de la cancha no había nadie. Me fui caminando solo desde la Bombonera hasta mi casa en Ponpeya...Pasé caminando por detrás de la cancha de Huracán y no estaban ni mis viejos, ni mi hermano. Me metí en mi casa, me tiré en la cama, me comí una tableta de chocolate y me dormi”, recordó el notable volante.

El fútbol argentino había sufrido el golpe más duro en un país que, en materia deportiva, aplaudía la hazaña de los Torino comandados por Juan Manuel Fangio por la descollante actuación en las míticas “84 horas de Nurburgring”, se deleitaba escuchando a Luis Alberto Spinetta tocando con Almendra y disfrutaba de Graciela Borges, ícono de la moda en los años 60. Se había tocado fondo. En definitiva se había consumado un episodio irrepetible que esperamos siga manteniendo la condición de tal.

 

 

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