“Paterson”: la poesía de lo cotidiano viaja en micro y conduce el cineasta Jim Jarmusch

Deja la cartelera hoy la última película del cineasta indie, una historia sobre un poeta colectivero en busca de belleza

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En “Paterson”, Paterson vive en Paterson, localidad siestera donde conduce su micro, el eje de una rutina que incluye pasear al perro, tomar una cerveza en el bar del pueblo y charlar con su novia, una entusiasta pero dispersa soñadora. Esa experiencia sumamente cotidiana es atravesada por la poesía que fluye a través de la cabeza de su protagonista, que en sus ratos libres escribe poesía como quien medita, sin intención de publicar su obra influenciada por los haiku y el libre flujo de la escuela norteamericana de los ‘70.

Esa historia, a la vez simple y secretamente mágica, retrata Jim Jarmusch en su último trabajo, donde se corre de la impostura romántica y algo misántropa de su último trabajo, la brillante “Solo los amantes sobreviven” (se puede ver Netflix) y vuelve a abrazar una vida sencilla y sin adornos. “Paterson” deja la cartelera hoy, ¿por qué hay que verla?

DE QUÉ VA

Jarmusch cuenta en su última producción, estrenada en el Festival de Cine de Mar del Plata el año pasado, la historia de una semana de un conductor de autobús y poeta aficionado sobre las pequeñas cosas llamado Paterson, que vive en Paterson, New Jersey, hogar de su poeta preferido, William Carlos Williams, que escribió un libro sobre la localidad, llamado “Paterson”.

Los espejos y simetrías del filme operan como rimas visuales de una película que fluye como la poesía que escribe el conductor, interpretado por Adam Driver y que rescata magias parciales de la vida cotidiana, escritos bajo el influjo del haiku para la película por el poeta Ron Padgett, uno de los representantes de la llamada Escuela de Nueva York.

POR QUÉ VERLA

“La belleza se encuentra en las pequeñas cosas, no todo en la vida es dramático, es celebrar los detalles. Me gustan las grandes pelis de acción, pero también esas en las que no pasa nada, como la tristeza de unos padres porque su hija se ha ido de casa”, dice Jarmusch sobre su creación, una de sus películas más cálidas, sumamente humana, y con uno de sus héroes jarmuschianos más optimistas: Paterson, el personaje, es un poeta libre sin ánimos de institucionalizarse, y es en ese sentido que la película opera como un manifiesto artístico para el cineasta, que en la presentación del filme en Cannes 2016 afirmó que “voy a contramano de ese cine que lo explica todo, es el público el que debe descubrir las cosas”.

La sugestión y la sutileza son justamente las herramientas con las que trabaja el cineasta en esta película, diferente a buena parte del cine que puede verse en la cartelera, una de esas películas que envuelve al espectador en otra manera de comprender el tiempo, en otra forma de respirar, alejada de los mandatos frenéticos del cine comercial pero sin caer en la impostura del ritmo pausado por ir contra la convención: una historia sencilla y cargada de poesía que propone, con humildad, otra forma de vivir en una sociedad cargada de furia y velocidad.

QUÉ DIJO LA CRÍTICA

“Film sencillo, austero y callado que irradia una poesía de lo cotidiano que no necesita intrigas ni sorpresas. Es una película distinta. Sencilla, paciente, a ratos perezosa”, escribió Alejandro Castañeda en la edición del 17 de noviembre de EL DIA.

 

 

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