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SERGIO PALACIOS (*)
¿Es La Plata una ciudad colapsada?
“Colapso” es el nombre de un libro de Jared M. Diamond publicado en el año 2005. Al igual que una infinidad de libros importantes, no está editado en nuestro país.El título completo del libro es: “Colapso. Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen”.
En forma rigurosa, Diamond realizó una investigación sobre las causas que llevaron a distintas civilizaciones a colapsar. Pero no se queda en la historia, ya que utiliza una matriz que le permite extender su análisis a nuestro tiempo (Australia, China, California en EEUU). El mismo aclara su idea de colapso: “un drástico descenso del tamaño de la población humana y/o la complejidad política, económica y social a lo largo de un territorio considerable y durante un período de tiempo prolongado”.
Diamond definió una serie de factores que podrían provocar el colapso de una sociedad o civilización. Cuatro de ellos podrían ser o no ser relevantes para una determinada sociedad: el deterioro del medio ambiente; el cambio climático; los vecinos hostiles y los socios comerciales ambiciosos. El quinto factor -en cambio- sí resultaría relevante: las respuestas de la sociedad a sus problemas medioambientales.
Apoyándose en esos cinco factores este profesor de la Universidad de California, ganador del premio Pulitzer, investigó a distintas sociedades: Isla de Pascua, Islas de Pitcaim y Henderson, los Anasazi, los Mayas, Vikingos en Groenlandia, Ruanda, República Dominicana / Haití, entre otras.
Desde el principio deja bien clara una diferencia que destaca algo muy evidente y comprometedor: las civilizaciones pasadas no tenían el volumen y profundidad de información que nosotros sí tenemos.
Eso nos convierte en protagonistas de nuestro presente y destino, ya que contamos con información e inclusive tecnologías que nos permitirían evitar que nuestra sociedad colapse.
Esta idea de “colapso”, los factores mencionados, y la certeza de contar con abundante información y tecnologías para afrontar problemas climáticos ¿nos es familiar?
En nuestra ciudad de La Plata, social, política y económicamente ¿no estamos colapsados? Una lluvia de 3 horas, hace algo más de tres años, y tres horas de vientos fuertes, hace apenas unos días, mostraron que cualquier hecho extraordinario, que no puede calificarse de imprevisible, nos coloca en un virtual colapso social y económico. El drama humanitario se desata ante la falta de luz y agua, y desnuda la precariedad de la infraestructura energética. Postes de madera sosteniendo cables como en el siglo XIX no necesitan vientos de 100 kms para caerse. Los cortes sistemáticos en todos los barrios son previos al domingo 5 de febrero. Los eventos climáticos atípicos están preavisados. Llenan las bibliotecas los informes que exponen los riesgos de la ciudad ante lluvias y otras posibles calamidades naturales. Informes de expertos, eventos académicos y científicos de la UNLP, artículos periodísticos en las páginas de este diario, desde hace tiempo que explican los problemas y las posibles soluciones que permitirían adaptar la ciudad y mitigar los efectos del cambio climático. Retomando los factores elegidos por Diamond, “la respuesta de la sociedad a los problemas” es el primer déficit a superar. Y ha resultado central ya que nos condena a seguir padeciendo los efectos de estos fenómenos inusuales pero previsibles.
Hay una palabra que sólo está en el lenguaje de la política porque es políticamente correcta meterla en todos lados: sustentabilidad o sostenibilidad. Tan mal tratada y aplicada que hasta la minería habla de “sustentable”. Esa palabra es la base de todo modelo económico y social. La forma de evitar colapsos estará en la construcción de sociedades y economía sustentables. Los barrios deben convertirse en “comunidades sustentables” capaces de resolver aspectos de la vida social y económica diaria dentro de sus espacios territoriales. Las actividades familiares y empresariales igual. Todos debemos tender a convertirnos en “prosumidores” (ser productores y consumidores) capaces de generar sustentabilidad. Acabo de conocer una experiencia digna de destacar en la ruta que une Montevideo con Colonia. Allí, la estación de servicio de ANCAP ubicada en el Km 50.300 de la Ruta 1, en Libertad, instaló paneles solares para proveer el 100 % de le energía eléctrica. Su actividad pasa a no depender de terceros, sólo de la radiación solar. Esta misma política ya la siguieron el 30 % de las estaciones de servicios de esa empresa petrolera en Uruguay. Lo mismo ocurre con aquellos que procesan sus propios residuos orgánicos en el hogar o los que los utilizan para convertirlos en biogas o energía eléctrica.
¿La Plata es hoy una ciudad sustentable? No; la imagen de sus calles con serios problemas de transportes; su crecimiento descontrolado; los asentamientos sobre espacios sin servicios; la fragilidad de su infraestructura; los serios problemas para llevar agua aún dentro del casco urbano; el crimen organizado y el anarquizado (quemacoches); sólo muestra signos de una ciudad colapsada.
La sociedad toda debe entender que la sustentabilidad depende de nosotros mismos. La acción de un gobierno es una parte importante. Pero no hay Estado o política que pueda resistir la acción depredadora que la sociedad muestra en su vida diaria.
Hemos pasado sin aceptarlo de una era de abundancia a una de escasez. Una vida de derroche que aún hoy se mantiene no es “sostenible” en un mundo donde los recursos son cada vez más escasos. Esa vida consumista donde nuestro frenesí se desata como si fuésemos tiburones al oler sangre, no es el camino de la felicidad ni el de una vida próspera para el futuro. En esta semana hemos vivenciado el concepto de colapso. Los habitantes de la Isla de Pascua no vieron venir el colapso de su civilización y arrasaron con su ecosistema. Hasta ahora, pasados varios siglos, no veo que seamos mejores que ellos.
(*) Profesor de Economía Política UNLP
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