Dolor por la muerte de Enrique Arrigoni, destacado artista platense

Tras 82 años junto al arte, Enrique Arrigoni murió el sábado provocando un hondo pesar en la comunidad artística de la Ciudad.

Arrigoni, destacado artista platense reconocido en todo Latinoamérica, nació el 25 de enero de 1936 en Ensenada, pero desde 1958 fijó residencia en La Plata.

Ocho años antes, en 1950, comenzaba su trayectoria en el arte al iniciarse en la pintura en el taller del pintor Juan A. Basan en el barrio de La Boca.

Arrigoni recordó, en su última entrevista con EL DIA, el año pasado, en ocasión de la celebración de sus “Bodas de Plata” junto al arte, su primera exposición, cuando durante ese mismo 1950, con apenas 15 años, colgó un recordado “cuadrito” sobre un paisaje de City Bell que en la Peña de las Bellas Artes cuando todavía estaba en calle 6, frente al Pasaje Dardo Rocha.

Fue el puntapié inicial de una carrera laureada, en la cual recibiría numerosos premios, como el 1º Premio Salón Municipal de Ensenada, en 1958; el Premio Adquisición Bco. de la Pcia. de Bs.As., en 1966; el Gran Premio de Honor, XVI Salón Mun. De La Plata, en 1981; y el II Premio Adq., II Salón Nacional de Azul, en 1985.

“Yo siempre sostuve que para mí la pintura debe hacernos sentir, pensar, y no que el cuadro sea un juego de formas y colores que, lamentablemente, se convierte en algo decorativo”

Una carrera que continuó en 1956 con su ingreso en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, cursando pintura mural bajo la supervisión de los maestros De Santo, Deferrari, Aschero, Aragón y Cartier.

ESTILO

El pintor encontraría su identidad ligada a lo popular en los años 60 de la mano de referentes muralistas mexicanos de los que tomó esa “humanidad” que se respira en su arte: paisajes, hogares, manos hacendosas, rostros curtidos por el sol, hombres y mujeres nutrirían desde entonces su obra, una pintura que viajaría de Perú a Israel y que estaría por siempre impregnada por las vivencias obtenidas de sus múltiples viajes por el continente americano, su fuente de inspiración.

“ Arrigoni es el pintor de la soledad, de la nostálgica soledad, soledad evangélica, del hombre que perpetuamente espera. De súbito una armonía, arpegios de luz, poemas de luz, pintor de cepa y calidad. Pintura vigorosa y neta, apenas el trazado necesario que hace al pensar y decir mas hondo y recio”, definió el poeta Bernardo Graiver, mientras que el poeta del tango Horacio Castillo afirmó que “la obra de Arrigoni está signada – aunque no limitada- por el desgarramiento del continente americano, sus criaturas, su paisaje, sus sueños y frustraciones, su simbolismo. El propio artista reconoció que el eje de su creación es el “hombre-pueblo”, arraigado en su indianismo y consustanciado con “su” América, se considera un pintor “popular”.

“Yo siempre sostuve que para mí la pintura debe hacernos sentir, pensar, y no que el cuadro sea un juego de formas y colores que, lamentablemente, se convierte en algo decorativo, aunque respeto profundamente a todos los que lo hacen. Yo pinto porque tengo algo adentro que quiero volcar al exterior. Eso es lo que me interesa”, opinó, a su vez, el propio artista.

Arrigoni integró, como miembro fundador, el Grupo de Arte “Diálogo”, entre 1960 y 1970; luego, entre 1970 y 1980 se desempeñó como ornamentista, muralista, ilustrador y diagramador en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Sede Central, ocupando además la presidencia de la Asociación Gremial de Artistas Plásticos de la Provincia de Bs. As. entre los años 1970-1976. Desde 1975 a 1976 fue miembro honorífico de la Comisión Asesora de Plástica de la Municipalidad de La Plata.

APASIONADO

Y siempre siguió pintando con la misma intensidad: “¿Vos seguís comiendo?”, repreguntó, entre risas y rodeado por más de mil cuadros en su taller, ante la consulta de sí, superadas las ocho décadas, continuaba prestándose al arte como cuando era joven. “No te digo una enfermedad pero casi, es algo más fuerte que uno. Tuve la suerte de poder ir regulándolo con la familia porque es una vocación que ha causado muchas separaciones”, aclaró en aquella charla donde contó, apasionado, que su anhelo era seguir mostrando su trabajo.

Y aunque afirmó entonces, risueño, que tendría que pensar bien si elegir entre su arte y su familia, Arrigoni compartió casi tanto tiempo con la pintura como con su mujer: casado durante más de 50 años, Arrigoni fue padre de cuatro y abuelo de doce.

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