El sabor del reencuentro

Gran tarde en 60y 118 donde Quilmes fue el invitado a la fiesta que armó Gimnasia

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Por WALTER EPISCOPO

Cuánta ansiedad contenida. Por fin volvió el fútbol. El hincha no aguantaba más la espera de poder volver a la cancha. Enfilar para el Bosque, con la camiseta puesta. La Avenida Iraola con los hinchas peregrinando hacia “su” casa. Tarde a pleno sol en 60 y 118. Era el reencuentro del equipo con su gente. “Ya no aguantaba más, qué ganas de venir tenía”, decía Fernando, un hincha, mientras aplaudía a los jugadores ya en la entrada en calor. Aquel 10 de diciembre ante Belgrano (1-1), la última vez que el Lobo había pisado el “Juan Carmelo Zerillo”, parecía haber quedado en la prehistoria. Y sí, tres meses que fueron eternos.

Leo Noce (ex arquero Tripero hoy trabajando en Arsenal), comía semillitas y miraba el campo de juego. Claro, su hijo Juan Pablo iba al banco de suplentes de Primera. El Mono Navarro Montoya se ubicaba en la platea como un hincha más; lo mismo que Maxi Meza que estuvo alentando a sus ex compañeros. Y Maxi Coronel (operado el miércoles pasado) se acomodaba en la Platea H, seguido de cerca por el doctor Flavio Tunessi.

“Hola Basurero, acá está de nuevo, te saluda la banda de Fierro...”, cantaba el Triperío. Era la vuelta de Fito Rinaudo, que clavó un golazo y demostró que su jerarquía está intacta. El Bochi Licht y su eficiencia a la hora de patear desde los doce pasos.

El Bosque fue una fiesta de principio a fin, y ni el descuento pudo callar a la gente, por que Alfaro ya tenía listo que ingrese Lucas Lobos. Por eso, no hubo tiempo para el bajón. Enseguida, se juntaron tres que juegan a “la pelota”. Como era antes y con los botines totalmente negros, Lobos, Alemán y Matos, y este último metería el tercero para cerrar la tarde con un ensordecedor “dale Lobo y dale Lobo...”.

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