El desborde inflacionario dispara todas las alarmas

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Por RICARDO ROSALES

La inflación volvió en abril con un registro de 2,6%.

El dato es un balde de agua fría para las proyecciones oficiales, abre más interrogantes y cambia algunas expectativas.

Luego del 2,5% de febrero, 2,4% de marzo, el porcentaje de abril arroja una suba anualizada de 27,5%.

¿Cómo volver a la meta anual del 17%?

¿Y qué sucederá con las señales que dará el Banco Central?.

El mercado espera que Federico Sturzenegger retoque a la suba la tasa de interés, una decisión que generará más ruido sobre los “brotes verdes” de la recuperación económica y hundirá algo más la cotización del dólar.

Con abril, son tres meses consecutivos por encima del 2% y además, con la llamada inflación “núcleo” medio punto por encima del dato de marzo, con 2,3%.

REBOTE

De manera que el rebote inflacionario no debería ser atribuido a un fenómeno estacional, suba de tarifas o inflación importada.

Y respecto a la demanda, el consumo no parece tan vigoroso como para impulsar los precios.

La importación tampoco suena vigorosa, más allá de las quejas sectoriales.

Así que no habría en este capítulo un incentivo a la baja de precios.

La importación por compras en el exterior, debido a las fuertes diferencias de precios con otros países, se refleja en la caída de ventas en las zonas limítrofes o en las grandes cadenas de supermercados.

Pero el beneficio no llega a los consumos populares, sino a los sectores de clase media o altos ingresos, en condiciones de financiar los viajes.

Los servicios, sin competencia y otros sectores protegidos, como los medicamentos, obras sociales, colegios, son los que suben sin dificultades.

¿Qué sucedería con una recuperación del consumo más importante?

¿OTRO EMPUJON?

La estructura de precios y la baja competencia indicaría que los precios podrían dar otro empujón.

Nadie quiere perder participación y con la cultura de escasa competencia, la inflación se presenta difícil de derrotar.

Los servicios, sin competencia y otros sectores protegidos, como los medicamentos, obras sociales, colegios, son los que suben sin dificultades

El desequilibrio fiscal alimenta todas esas dificultades.

Por ahora, la administración macrista se ha centrado en el combate inflacionario desde el Banco Central, con enorme pasividad en el capítulo fiscal y el de la competencia.

La crisis fiscal de Santa Cruz, si bien es un resabio del kirchnerismo, recoge las prácticas típicas de las clases políticas locales.

Entre el 2003 y el 2015 el empleo público aumentó en promedio 50% en las provincias.

Y en la tierra de los Kirchner 100%.

¿Qué país puede justificar un crecimiento de esa magnitud en su burocracia?

Por ahora, la administración macrista se ha centrado en el combçate inflacionario desde el Banco Central, con enorme pasividad en el capítulo fiscal y el de la competencia

¿Mejoró la educación, la seguridad u otros servicios públicos que justifiquen semejante expansión del Estado?

EXPANSION DEL GASTO

Es la expansión del gasto que financió, entre otros, los precios récord del petróleo y la soja, con las retenciones a las exportaciones.

Con ese ciclo terminado, los desequilibrios pasan a ser continuos, sin beneficio a la vista.

Ahora, los efectos castigan sin distinción a los estatales y privados: unos sin fondos y los otros ahogados con la carga impositiva.

La responsabilidad política, ausente del drama. Santa Cruz es hoy el foco.

Pero en el pasado lo fueron otras provincias.

La historia que se repite, con diferentes nombres y actores.

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