Sólo la gente y nada más

Por WALTER EPISCOPO
SENSACIONES

Un momento raro para el hincha de Gimnasia. Varios cachetazos en pocos días que en este lunes tarde, tardísimo que se jugaba con River, parecían lejanos. Eliminación de la Copa Sudamericana, derrota en el clásico y la renuncia de Gustavo Alfaro. Mientras Leandro Martini y Mariano Messera, dos pibes que supieron transpirar la azul y blanca desde chicos o cantar y saltar en los tablones como hinchas, se hacían cargo del equipo, el resto del mundo Tripero espera el nuevo DT.

Al Bosque llegaba el equipo del Muñeco Gallardo pensando en los tres puntos para acercarse a Boca. Pero el Lobo, ajeno a ese lío, quería cortar la racha adversa de cuatro caídas consecutivas. Por eso el hincha un lunes a la noche fue al “Juan Carmelo Zerillo”, sin otro motivo que apoyar a sus queridos colores. Y el Bosque lució colmado.

Noche de muchos ex en la platea. El Turbo Vargas que se abraza con el Coco San Esteban en la zona de vestuario; en los jardines Pipino Cuevas con Martín Pautasso. En la Platea H, aquel recordado volante central, Marcelo Gómez, que fue muy saludado por la gente. El Negro de buen laburo en la Quinta de Vélez ya lo buscan en Primera en Liniers y Florencio Varela. “Cuándo venís al Lobo”, le dijo un plateísta. Gómez sonrió...

Milton Casco llegaba temprano y tomaba mate en el vestuario Tripero, también se cruzaron el Mono Monetti y el Beto Bologna.

Como ocurre cada vez que llega un equipo grande​ (y más si está peleando el torneo), el “jet set futbolero” se hace presente y se pasea por los pasillos. Y más cuando huelen sangre, que hay un puesto a cubrir.

El aplauso para Nacho Fernández y Casco que fueron reconocidos por su paso por el Club.

En el campo de juego poco para analizar. Un River en alza jugando a un toque y de memoria contra un Gimnasia que no le alcanzó con su amor propio ni siquiera para empatar.

Lo mejor? La gente. Que más allá de alguna reprobación aislada, siempre alentó y entendió que el rival fue mucho, para este Lobo que no sabe cómo salir de este momento de cinco derrotas seguidas.