Se quedó sin resto en el momento de definiciones
Edición Impresa | 4 de Mayo de 2017 | 03:55

Por MARTIN CABRERA (*)
ANALISIS
Enviado especial a
Medellín, Colombia
La goleada en contra recibida en Colombia no fue una más para Estudiantes. Fue dura y contundente. Mostró una realidad que los resultados locales tapan. Por primera vez en mucho tiempo el equipo exhibió una versión deshilachada, cabizbaja y desbordada. No hubo equipo ni un plan. No estuvo a la altura, y eso, en definitiva, es lo que más le dolió a todos: hinchas, jugadores, dirigentes y cuerpo técnico.
Lo peor de todo es que el golpe llegó en un momento inoportuno. Se le avecinan partidos complicados por el torneo (Boca y Gimnasia, entre otros), en el que está luchando por un objetivo que ya no parece tan seguro como hace un tiempo: asegurarse un boleto para la Libertadores 2018. Y la trompada la recibió ahora que está por perder a tres jugadores por el Mundial Sub 20 (Santiago Ascacibar, Juan Foyth y Lucas Rodríguez). Y tiene otros tantos entre algodones.
Entonces lo que hasta hace un mes atrás era un camino asfaltado se convirtió en uno lleno de pozos, con charcos y sin señales. Tiene poco tiempo para ajustar el auto y llegar a destino sano y salvo. Sí, aunque parezca mentira, todo eso se disparó por una derrota. Porque si de matemáticas se trata, no hay muchos equipos que hayan sacado los puntos que consiguió Estudiantes desde la asunción de Nelson Vivas.
No hubo en el ciclo derrotas tan humillantes. Se le cayó al técnico por la eliminación de la Sudamericana 2016 ante Belgrano. También su salida, por penales, de la Copa Argentina del año pasado. Algunos pudieron criticarlo por el mal trago en Río de Janeiro ante Botafogo y por la derrota como local con Barcelona de Guayaquil. Pero la realidad es que no hay en el camino una caída con tanto ruido. Y por eso se magnifica.
¿Estudiantes podía perder en Medellín? Claro. ¿El último campeón podía superarlo ampliamente? Digamos que era una posibilidad. ¿Existen ilusiones concretas de parte del Mundo Estudiantes de avanzar a fases finales de la Copa? Muy pocas. Acaso no se hablaba en diciembre que le había tocado el “grupo de la muerte”.
El Pincha es, detrás de River, el equipo que más kilómetros tendrá que viajar en esta fase de grupos de la Copa Libertadores. No es un detalle menor para un plantel corto y remendado.
Pero igual Nelson Vivas empezó a recibir críticas y miradas con desconfianza de parte de los hinchas. Por primera vez desde que asumió se puso en duda su continuidad, a pesar del deseo público de los dirigentes por renovarle por uno o dos años más. Parece ahora que su permanencia en el Club se resolverá cuando se termine el torneo.
¿Es el técnico el único culpable? No. Se equivocó en algunos planteos o en determinados nombres para algún partido, si es que se abre el debate para opinar. Pero no tiene abundante mercadería en la estantería. Usó lo que tenía y entonces es allí donde puede ser responsable, porque avaló contrataciones y ventas (o minimizó su fastidio), y se puso delante del proyecto. Sólo eso.
Los jugadores también tienen su cuota de participación por este momento. Hay niveles individuales bajos, principalmente en defensa. Se nota una pérdida de confianza y un retraso físico que los rivales aprovechan, sobre todo los de la Libertadores. El equipo ya no luce sólido ni convencido.
Además se notan desacoples y hasta cierto fastidio, como en los casos de Ascacibar y Tití Rodríguez, que están saturados de fútbol por la pesada carga de partidos con Estudiantes y la selección Sub-20.
MEJOR EN LAS MATEMATICAS QUE EN EL FUTBOL
Aun después de la derrota y con sólo tres puntos en el grupo I, Estudiantes mantiene sus chances de avanzar a octavos de final. Depende de sí mismo y de un resultado. Tiene que ganar los dos partidos que le restan y esperar que Botafogo empate con Atlético Nacional, en un partido a jugarse en Río de Janeiro dentro de dos semanas.
Pero claro, el equipo está en baja y para colmo pierde jugadores importantes. Si de apuestas se trata, son pocos los que creen que es posible. Pero en el fútbol, como en la vida, nada está terminado hasta que se termina. Tendrá que recuperar entereza física, ajustar unos cuantos detalles, ligar un poco y reducir al mínimo sus errores, como hace poco tiempo, hace nada, cuando era líder y ganaba casi todos los partidos.
Se le encendió la luz de ajustarse el cinturón, en el momento menos esperado. Justo ahora.
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