Sufrió más de la cuenta pero llegó a destino: Libertadores 2018

Pasaban los minutos y Estudiantes no rompía el cero. El nerviosismo empezaba a jugar su partido. No había caso, el equipo no estaba preciso y Quilmes, con poco, se aferraba a un resultado que sólo les servía a los equipos de abajo. Los fantasmas de la Copa Argentina se asomaban por las paredes de la cancha de Arsenal. Hasta que a falta de 10 minutos la figura de la cancha y dos recambios hicieron lo suyo: Sebastián Dubarbier abrió para Lucas Rodríguez, que corrió, llegó al fondo de la cancha y tiró un centro perfecto para que Lucas Viatri, en dos instancias, marcara el gol.

Así, luego de tanto sufrir, Estudiantes derrotó a Quilmes por 1-0, resultado que lo clasificó por 15ta vez en su historia a la Copa Libertadores 2018, competencia que jugará junto los equipos más grandes del país. Enorme campaña de un plantel al que no le sobran figuras y no tiene un presupuesto millonario. Nelson Vivas en el 90% del torneo y Leandro Benítez en el final potenciaron lo mejor que encontraron en City Bell para devolver al Pincha a la competencia sudamericana por excelencia.

Fue un torneo en el cual se potenciaron juveniles (Ascacibar, Foyth, Rodríguez, Cascini), los referentes -aun con vaivenes- aportaron lo suyo en partidos claves y los jugadores de paso dejaron su huella. No fue una maravilla este equipo a lo largo de la temporada, pero después de Boca y River el más regular. Lo avalan las estadísticas y los análisis.

No fue bueno lo realizado por Estudiantes en el partido de anoche. En el primer tiempo no tuvo juego, le faltó un creador (no se entendió la ausencia de Lucas Rodríguez), le sobró un volante de contención y algunos de sus jugadores no mostraron la rebeldía necesaria.

Por eso fueron pasando los minutos sin conseguir el gol necesario para asegurarse el pasaporte a la Libertadores. En el primer tiempo Javier Toledo de cabeza, Dubarbier desde afuera del área e Iván Gómez ingresando por la izquierda tuvieron el gol. Pero el arquero y la mala puntería lo impidieron.

En el segundo tiempo el equipo se soltó un poco más, pero su llamativa imprecisión y las malas decisiones de Héctor Paletta (ignoró dos penales y varias infracciones) le fueron poniendo un freno. Sólo estuvo a punto de hacer gritar a la gente un tiro libre de Dubarbier, que Rigamonti desvió al córner. Salvo esa jugada, nunca más merodeó la línea de gol.

Entonces el Chino Benítez hizo los cambios que debió haber hecho antes: adentro Augusto Solari, Lucas Viatri y Tití Rodríguez. Los últimos dos marcaron la diferencia en el minuto 33: el primero desbordó y tiró el centro y el otro remató al gol.

Desahogo para todos, pero principalmente para el autor del gol, que tuvo un semestre para el olvido (el de anoche fue el primero), pero quien a pesar de irse quedará en las fotos de una noche para la historia. su paso por el Club se recordará por el gol que le dio la clasificación nuevamente a la Copa Libertadores.

Aun así, con el 1-0 adentro del bolsillo, Estudiantes siguió equivocándose, a tal punto que una falta evitable de Dubarbier le dejó servido un tiro libre en el minuto final que casi congela las almas: tras un centro y un cabezazo, la pelota pegó en el palo.

No hubiese sido justo, pero poco importa la justicia en este deporte. Por suerte para Estudiantes esta vez la pelota pegó en el palo y no entró. Por eso los jugadores celebraron junto a sus hinchas el triunfo y la clasificación. Merece un aplauso este equipo, que soportó varios golpes, viajes, ausencias, lesiones y demás. Pero nunca perdió el eje y salvo un par de fechas que dejó la zona de clasificación a la Libertadores, siempre estuvo en la pelea. Cerró, por segundo año consecutivo, en el podio del fútbol argentino. No es poca cosa.

El final fue con festejo y con un detalle que en buena medida marca a este plantel: Andújar, Aguirregaray, Viatri y Schunke acompañaron a los más jóvenes y dieron un paso para atrás para que sean ellos los merecedores de los aplausos. En definitiva, serán los que lleven el legado.