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los inicios de la fotografa Diane arbus, en el malba

Buenos Aires se ha convertido en este 2017 en capital latinoamericana de la fotografía, luego de que llegarán a nuestro país una impresionante muestra de cientas de fotografías de Henri Cartier-Bresson, padre del fotoperiodismo, que se pudo ver en La Usina del Arte hasta abril, que se pudo visitar en simultáneo con la llegada al FoLa de un pequeño corpus de fotografías de Vivian Maier, la niñera fotógrafa cuyo ojo para el retrato espontáneo supera ampliamente una historia de vida intrigante y atrapante.

Tras estas dos muestras, ahora puede verse, hasta el 9 de octubre en el MALBA, “En el principio”, la primera exhibición en nuestro país de la fotógrafa neoyorquina Diane Arbus (1923-1971), que reúne más de cien imágenes provenientes del Metropolitan Museum of Art que encierran los comienzos de la carrera de la artista.

Artista curiosa por naturaleza, Arbus retrataba de un modo en que nadie lo había hecho antes: hay una forma de belleza atípica capturada en sus imágenes, una estética que transforma su exitoso paso como fotógrafa en el mundo de la moda y lo vuelca a situaciones cotidianas, donde su lente ilumina el lado oscuro de lo establecido, desde las fiestas aristocráticos hasta los árboles de Navidad, pero también envuelve de calidez, compasión y sobre todo profundidad a los marginados de ese mundo reglado, normalizado, que expulsa a los distintos, los “freaks” que se volvieron con el correr de los años en uno de los ejes de su obra.

Lejos de retratarlos desde el sentido común, Arbus construyó un rico universo para sus personajes, tantas veces “catalogados”, reducidos a etiquetas impuestos por otros y vueltos unidimensionales por el entorno que los rodea. “Creo realmente que hay cosas que nadie vería a menos que yo las fotografíe”, llegó a decir la fotógrafa al respecto.

Por las calles de Nueva York, como una antropóloga urbana, Arbus llevaba su cámara de 35 milímetros para retratar a una mujer con estola de visón y zapatos con moño; a un hombre con sombrero, traje de baño, zoquetes y zapatos; al hombre tatuado Jack Dracula en un bar, a una stripper con el pecho desnudo sentada en su camarín de Atlantic City, a contorsionistas, gemelas, imitadores de estrellas y así.

“Es una selección muy pequeña del genial trabajo de esta artista. Estamos viendo siete años y ella trabajó sólo por quince. Murió muy joven, a los 48. Nadie sabía demasiado de estos trabajos de sus comienzos -exhibidos por primera vez el año pasado en los Estados Unidos- así que esta es una gran oportunidad de mirar a esta gran artista desde el principio, antes de que se convirtiera en la artista que quiso ser”, señaló Jeff L. Rosenheim, curador de la muestra que montó las obras como si se tratase de un paseo por las calles de Nueva York, con las imágenes colgadas en columnas como edificios que invitan al espectador a caminar la muestra sin orden determinado y descubrir lo que vio y sorprendió a Arbus.

“Ella se acercaba a las personas de diferentes maneras. Fotografiaba mujeres, niños, parejas, hombres en la playa, el Central Park, una barbería... Yo solía pensar que ella elegía a sus sujetos, como cualquier fotógrafo, pero ahora creo que ellos la eligieron a ella. A diferencia de otros fotógrafos, no escondía la cámara. Ella planteaba una suerte de relación performática con su trabajo. Era una cazadora de cosas extraordinarias”, detalla el curador.

“En el principio”, muestra de fotografías de Diane Arbus organizada por The Metropolitan Museum of Art. Hasta el 9 de octubre, en el segundo piso del MALBA, Avenida Figueroa Alcorta 3415, Buenos Aires

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