La burocracia del Correo pudo más que una caja de chocolates alemanes
Edición Impresa | 2 de Agosto de 2017 | 02:06

Alix Ruhlmann - 22 - es una estudiante canadiense que llegó tres meses atrás a La Plata para realizar una pasantía en la Fundación Biósfera. Hace una semana recibió la notificación de una encomienda con chocolates que le enviaron sus padres desde Alemania; sin embargo, le pidieron tantos trámites para retirarlos que al final desistió y de los chocolates, solo le quedó el sabor amargo. “Nunca me pasó algo así, en mi país el cartero toca el timbre y te entrega las cosas, no tienes que ir a ningún lado, ni pagar nada”, señaló la joven que experimentó las trabas burocráticas que sufre cualquier persona cuando recibe un envío del exterior.
Todo arrancó el 26 de julio pasado, cuando Alix recibió un telegrama en el que se le notificaba sobre un “envío internacional entrante” y que en las próximas 72 horas debía retirarlo del correo - 51 N° 456 - a retirarlo. Su padre ya le había anticipado que le llegarían unos chocolates desde Alemania.
“Cuando llegué al correo, fui al control aduanero y me pidieron que ingresara a la web de la AFIP para completar unos datos que yo no tenía por ser extranjera”, agregó la estudiante.
Para poder sacar el paquete con chocolates tenía que contar con el certificado de domicilio, por lo que tuvo que dirigirse al Registro de las Personas de 46 entre 5 y 6. Allí la fila era tan larga que estimó que perdería al menos una hora en esa dependencia. Además el costo del trámite era de unos 20 pesos.
Luego debía dirigirse a la sucursal de la AFIP, calle 9 entre 47 y 48, con una fotocopia del pasaporte para solicitar una clave fiscal.
Pero en el laberinto burocrático a Alix se le advirtió que cuando tuviera su certificado de domicilio y su clave fiscal, tendría que regresar al correo con los datos completos en la web de la AFIP y pagar un cargo por el envío internacional - pese a que su padre pagó al enviarlo -, más 120 pesos por el almacenaje. Claro que ese pago tampoco podría hacerlo en el correo, sino que debía hacerlo en el Banco de la Nación.
“Ya renuncié a mis chocolates, nunca pensé que recibir un regalo de mi padre me iba a costar tanto trabajo y tiempo haciendo filas y yendo de un lugar a otro”, dijo la joven con resignación.
Alix sostuvo que hace dos meses envió una carta a sus padres a través de Correo Argentino y tampoco les llegó, por lo que decidió mandarle otra por un correo privado con el que tuvo mas suerte.
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