Sin obras complementarias Los Hornos y San Carlos se inundan con mucha facilidad

Ni más ni menos torrenciales, ni más ni menos infrecuentes que muchas otras en los últimos tiempos, las lluvias que castigaron la Región durante el fin de semana que pasó volvieron a mostrar la vulnerabilidad de muchos barrios platenses ante los caprichos del clima. Esa indefensión, que no cede con obras hidráulicas -o al menos con las de gran escala que se están realizando actualmente- tiene en vilo a decenas de miles de vecinos. Las autoridades afirman que se está estudiando el patrón de estos anegamientos, y que cuando concluyan los trabajos del “mega-plan” se encararán otros de menos envergadura pero claves para evitarlos.

A lo largo de las poco más de treinta horas comprendidas entre la tarde del viernes y la noche del sábado, varios chaparrones de alta agresividad provocaron una importante acumulación y permanencia de líquido en diferentes sectores de San Carlos, Altos de San Lorenzo y Los Hornos, principalmente.

En Ringuelet, el caudal que alcanzó el flamante canal del Gato tuvo en ascuas a los vecinos, preocupados porque los “cuellos de botella” que aún tiene el trazado del curso de agua en obra retuvieran el líquido y lo hicieran desbordar. Desde 12 y 516, y 516 entre 3 y 7, dijeron que “la pasamos entre rezos y preparativos para evacuar”.

Los vecinos reportaron inconvenientes desde puntos como 149 entre 52 y 54, 34 entre 152 y 153, 150 entre 54 a 55, 149 y 54, 30 entre 82 y 82 bis, 145 y 54, 9 y 98, 150 entre 68 y 70, el eje de avenida 60 entre 135 y 151, 147 y 58, 153 y 57, 144 bis entre 57 y 58 y 133 entre 60 y 61, 75 y 118, 44 y 132, 63 y 136, 138 entre 58 y 59, 47 entre 11 y 12, y 61 entre 145 y 146.

Allí, las calles con cordón cuneta se transformaron en canales, colapsaron las bocas de tormenta donde estaban disponibles y las veredas quedaron bajo el agua, que alcanzó a ingresar por debajo de las puertas a numerosas viviendas. Donde sólo existe cinta asfáltica, los abovedados de las calzadas fueron virtuales diques que también complicaron el escurrimiento. Y las conexiones pluviales-cloacales clandestinas, ampliamente extendidas, hicieron lo suyo para que aflorara el contenido de las cámaras sépticas.

Hubo barrios en los que cayeron apenas tres milímetros y otros en los que fueron veinticinco: pero en todos las demandas fueron claras: limpieza y perfilado de zanjas, desmalezamiento, nuevas alcantarillas, liberación de bocas de tormenta, mejoras en los desagües primarios y mejores conexiones entre éstos y los conductos de mayor envergadura, pavimentaciones integrales que no dejen de lado el tema pluvial.

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“Los anegamientos serán analizados por el municipio para determinar las prioridades de obra”

Luis Alberto Campo, de 133 entre 60 y 61, advirtió que “es imperioso que se tome alguna medida estructural para evitar que con cada lluvia intensa se inunde la cuadra”. En 31 entre 58 y 59, los vecinos señalaron que se inundaron las veredas como consecuencia de la obra del derivador ya que “hicieron la nueva calle y los cordones quince centímetros más arriba, por lo que quedaron más altos que las veredas y el agua no corre hacia la calle”.

De acuerdo con especialistas que siguen de cerca la problemática, la actualidad del clima obliga a la Ciudad y sus habitantes a tomar nota y exigir medidas, empezando por el mejoramiento de la infraestructura de drenaje pluvial y siguiendo con la limpieza de los sumideros; todo esto, ademas de trabajar en la implantación de sistemas de alerta y prevención.

“Las obras de los grandes derivadores y la ampliación del Gato nos van a permitir en muchos barrios agrandar las bocas de tormenta y sus conexiones con los sumideros, que fueron hechas con criterios antiguos” aclara Luis Caruso, titular de Hidráulica platense: “el casco histórico, por ejemplo, es como una casa vieja con sus cañerías originales, que ya quedaron chicas y están deterioradas”.

El funcionario destacó que “ya fue pedida a la Provincia, y está proyectada, la construcción de la cuarta celda del desagüe de calle 11, entre las calles 48 y 517” precisa el funcionario: “es una obra de largo aliento, en la que para hacer cien metros se pueden tardar dos meses, pero es necesaria; el municipio es el que tiene a su cargo la limpieza y el mantenimiento de la red urbana de desagües, y hay que decir que las quejas por obstrucción de bocas de tormenta bajaron de 500 por mes a 50; desde ya, sabemos que tenemos que seguir trabajando”.

En ese sentido, Caruso informó que “tras la tormenta hubo inconvenientes en algunos casos particulares, que serán analizados por el municipio para determinar las prioridades de obra”.

EL FACTOR CLIMÁTICO

Desde la dirección de Hidrometeorología de la Municipalidad de La Plata se explica que “nuestra región está comprendida en una zona tornádica, y a la vez las condiciones promedio de temperatura y humedad se van acrecentando, por lo que la población debe saber que van a ocurrir fenómenos extremos y hay que concientizarla para que sepa qué hacer mientras se activan los protocolos oficiales de respuesta”.