Privilegiada en su ubicación pero no así en sus cuidados

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Pese a estar en un lugar de privilegio en el centro del casco urbano, son históricos los problemas de la Plaza San Martín. Punto de encuentro de miles de manifestantes, en mas de una oportunidad distintas expresiones quedaron marcadas en sus veredas; sus bancos, caminos y monumentos sufrieron en reiteradas ocasiones ataques incontrolados y por largos períodos nadie revirtió su estado de abandono.

La pérgola fue deshojando su esplendor hasta convertirse en determinados momentos en un “parador” denunciado por vecinos y comerciantes.

Sectores de servicios como los baños, estuvieron abiertos, cerrados, rotos, restaurados a nuevo tiempo atrás y ahora nadie se anima a aventurar si están en uso y, si es así, por cuánto tiempo será.

La San Martín también fue lugar de mercadeo de vendedores ambulantes y tierra de campamento para decenas de organizaciones sociales o particulares que reclamaron por esa vía ser atendidos por las autoridades gubernamentales.

Un espacio público que en los últimos días fue literalmente ganado por la oscuridad sin que, al parecer, lo detectara alguien mas que las personas que sufrieron ataques.

Sin una política sostenida en el tiempo, más que una plaza parece un barco a la deriva.

 

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