Los taxistas se ven “acorralados” por una caída en picada de la actividad
Edición Impresa | 4 de Octubre de 2018 | 02:28

Los propietarios de taxis dicen estar “acorralados” entre la necesidad de equiparar los ingresos a los costos que implica salir con un vehículo todos los días a la calle y el temor a hacer efectiva una suba de la tarifa y que la decisión frene más la ya alicaída actividad del servicio. De reajustar la bajada de bandera y la ficha, el alza estaría entre un 18 y un 20 por ciento, según lo anticipado por una de las asociaciones de titulares de unidades. Otro sector de la prestación, el de los choferes, que vive de un porcentaje de la recaudación diaria, se opone a la posibilidad de un aumento.
El último aumento en la tarifa de taxis fue en marzo pasado, y ese ajuste dejó a un viaje promedio (25 cuadras) en $85. Al concretarse en el Concejo Deliberante la aprobación del incremento se acordó, asimismo, que en octubre de este mismo año se iba a tratar una nueva adecuación tarifaria. Y esto fue posible porque la misma ordenanza que normatiza el servicio del sector habilita a dos subas al año.
En la Unión de Propietarios de Auto Taxis -UPAT- hacen cuentas, comparan y explican que históricamente la bajada de bandera ha sido el equivalente a un litro de nafta súper o que la recaudación de un día bastaba para afrontar el gasto de un cambio de aceite. Con el litro del combustible a $38 y la bajada de bandera a $24, el primer parámetro ya se desvaneció. Lo mismo ocurre con la segunda relación, pues lo que se reúne en una jornada laboral apenas alcanza para cubrir un tercio del service de lubricentro.
“La situación es crítica”, sintetizó el presidente de UPAT, Gustavo Vitale. Y aclaró: “Nunca desde los años 90 hemos estado tan acorralados como ahora. Los costos del mantenimiento de los autos es tremendo; subieron hasta un 70 por ciento, porque hay que tener en cuenta los aumentos para la compra de unidades, el costo de GNC, el seguro, la patente, la VTV, las tasas municipales...”.
Hay una realidad en la que todos coinciden. El servicio de taxis, a nivel recaudación, viene en picada. La postal más recurrente en estos últimos meses es la de estancadas filas de coches en las paradas y lejos se está de aquellos tiempos en que en algunos momentos del día la cola en esos lugares era la de los usuarios que esperaban que apareciera alguna unidad libre. Esta situación se señala en números desde la UPAT, que estima una caída del 50 por ciento en la actividad.
Cuando en el seno de la UPAT hablan de una actualización tarifaria estiman entre un 18 y un 20 por ciento ese ajuste. “Más ya no se podría”, aclaró Vitale.
Justamente por la poca actividad es que entre los propietarios de taxis no está tan definida la posibilidad de un aumento tarifario. “Aunque estamos más inclinados al pedido de un aumento nos preocupa que eso profundice la caída en la cantidad de viajes. Por eso lo estamos deliberando”, resaltó Vitale.
Rechazo de choferes
Juan Carlos Berón, dirigente del Sindicato de Conductores de Taxis, reiteró su oposición al incremento. ”Nosotros no estamos de acuerdo -destacó-. Este no es momento para aumentar porque sabemos que la situación es crítica para todos y subir la tarifa haría que la gente se vuelque más al transporte ilegal”.
Para Berón, un incremento en el valor de los viajes en taxi funcionaría como un “boomerang”. El dirigente gremial dijo, en ese sentido, que “hoy hacemos 20 viajes por día y eso en la mejor jornada de recaudación; antes hacíamos 35 ó 40”.
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