La violencia le volvió a ganar al fútbol: se suspendió la final entre River y Boca y se pasó para mañana

Tras ida y vueltas y reprogramaciones, luego de una reunión entre los dirigentes de ambos clubes y autoridades de la Conmebol se definió que la final de la Copa Libertadores entre River y Boca quede suspendida

La Superfinal de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors pasó para mañana a las 17, a raíz de la agresión sufrida por el plantel visitante a su llegada al estadio Monumental y que produjo la lesión de varios jugadores, confirmó el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez.

"El fútbol no es esto, es diversión, hay un acuerdo entre ambos clubes de que no se puede jugar en estas condiciones. El partido pasa para mañana a las 17 horas, firmado y confirmado por las dos partes", dijo el máximo dirigente de la Confederación Sudamericana.

"Hay un pacto de caballeros, que gane el mejor en la cancha. No vamos a tolerar inadaptados, estos es un juego de fútbol, no es una guerra", agregó.

El micro de Boca recibió piedrazos y proyectiles que le lanzaron algunos hinchas de River en el arribo al estadio Monumental, mientras algunos jugadores se vieron afectados por los gases que arrojó la policía para dispersar a los agresores.

El micro había llegado por avenida del Libertador y allí se encontró con el público local, que arrojó diferentes elementos contundentes contra los vidrios y los rompieron, a la vez que las fuerzas de seguridad reprimieron a los simpatizantes con gases, que afectó a los futbolistas visitantes.

Carlos Tevez, Cristian Espinoza y Mauro Zárate se vieron entre los más afectados, con dificultades para respirar y picazón en la garganta, al tiempo que Nahitan Nández se mostró enojado por los problemas en el arribo. 

"Son unos hijos de puta (sic)", gritó el uruguayo Nández, quien acompañó a un afectado Tevez, que apenas podía respirar junto con otros asistentes.

"Tiraron gas pimienta", esgrimió el delantero Darío Benedetto con la cara roja y una clara muestra de enojo, en el instante que se metió en el vestuario.

A su vez, el volante Pablo Pérez y el defensor Carlos Izquierdoz coincidieron en que les tiraron "de todo" al micro. Luego de la declaración a los medios, Pérez le pegó a la puerta del vestuario en una clara muestra de enojo. Minutos más tarde fue retirado en ambulancia por una lesión en los ojos.

Entre tanto, el entrenador Guillermo Barros Schelotto ingresó con tos y no consiguió declarar ante las consultas de los medios presentes. 

Por su parte, uno de los vicepresidentes de Boca, Horacio Paolini, acusó a la policía de "liberar la zona" y apuntó contra el "fracaso" del operativo en la zona cercana al estadio.

"Es difícil de explicar lo que sucedió porque ha sido un episodio confuso, ya que ante las agresiones que recibimos la gente de seguridad decidió tirar gases lacrimógenos y como consecuencia se vieron afectados algunos jugadores", explicó el ex secretario general del club "xeneize" César Martucci en el contacto con la prensa.

"No puedo dar precisiones del grado de la afección porque los jugadores entraron antes que nosotros al estadio", argumentó.

CONMEBOL LO REPROGRAMÓ DOS VECES

Más allá de las afecciones que habían sufridos los jugadores, la Conmebol reprogramó dos veces el juego para disputarlo hoy mismo. En primer lugar lo fijó para las 18 y luego lo postergó para las 19:15.

Sin embargo, después de varias reuniones de las que incluso participó el presidente de FIFA, Gianni Infantino, primó la lógica y el partido se pasó para mañana.

Desde un principio, la postura de Boca fue no disputar el juego debido a que todo se había desnaturalizado mientras que River apoyó esta iniciativa y en ningún momento presionó para jugarlo.

"Hicimos un gran esfuerzo para llegar a esta final y eso fue lo que le dijimos a la Conmebol -agregó-. No estábamos en condiciones de jugar este partido y siempre defendemos la idea de ganar o perder dentro de la cancha", dijo el presidente xeneize, Daniel Angelici.

 

 

 

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