Rodolfo García Varela

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Libertad, innovación, solidaridad, voluntad, optimismo. A lo largo de su vida, Rodolfo García Varela supo adoptar esos conceptos como premisas para su desempeño personal y profesional, en el terreno de la ingeniería y la pequeña empresa. Su fallecimiento, a los 90 años, invita al repaso de una historia jalonada con iniciativas tecnológicas adelantadas a su tiempo, proyectos solidarios y experiencias audaces vividas en plenitud.

Hijo de Carmen Varela y Manuel García, inmigrantes gallegos, Rodolfo Manuel nació en Avellaneda el 30 de agosto de 1928. Tras perder a su padre, un próspero panadero, a muy corta edad, y completar la formación primaria y secundaria, llegó a La Plata para estudiar la incipiente carrera de Ingeniería Aeronáutica en la UNLP. Egresado en la cuarta promoción de esa unidad académica, en 1957 se casó con la odontóloga Elina González, y emprendió un viaje de luna de miel a España que fue puntapié inicial de un periplo con ribetes novelescos.

En tierra ibérica trabajó un tiempo con Juan de La Cierva, inventor del autogiro -precursor del moderno helicóptero-; tras recorrer Europa en un “escarabajo”, partió hacia Nueva York desde el puerto de Hamburgo, y ruta 66 mediante desembarcó en California, en plena era dorada de la carrera espacial.

Bienvenido en una cofradía de colegas latinoamericanos, ingresó en la firma Convair, subsidiaria de la NASA, donde trabajó en el diseño de sistemas y se convirtió en el primer argentino en testear condiciones de gravedad cero. También perfeccionó la aerodinámica de los cohetes Atlas -usados por las misiones Gemini y Jupiter, previas a las emblemáticas Apolo-, conoció a John F. Kennedy y Werner Von Braun, entre otras personalidades.

De regreso a La Plata, a mediados de los ‘60, se radicó en 2 entre 55 y 56. Asociado con el Banco Crédito Provincial, creó el primer “service bureau” informático local, Compcenter, y luego Argeve SA, firma con la que introdujo el fax a inicios de los ‘70.

Creador y docente de la carrera de Matemática Aplicada de la UCALP, también enseñó en la UNLP. Rotario durante más de medio siglo, fue gobernador de distrito en los ‘80 y lideró campañas de vacunación contra la polio. Tuvo dos hijos: Rodolfo Marcelo y Mary Elina, quienes se prolongaron en cuatro nietos: Julieta, Florencia, Luciana y Alvaro.

 

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