Los alcances de la banda que montó una cocina de droga a 15 cuadras de la Gobernación

“Sabíamos que era una organización y que era grande”, admitió una altísima fuente con acceso a la causa en la que se investigó la operatoria de una banda narco a nivel local, “pero nunca creímos que la cocina (de la droga) estuviera en La Plata”, aclaró, lo que “demuestra -a su criterio- que la Ciudad está cada vez más ‘heavy’”.

Un día después de la detención de ocho personas -entre ellas el jefe de calle de la comisaría Cuarta de La Loma-, el secuestro de casi dos kilos y medio de cocaína y el hallazgo de una “cocina” de droga en un departamento situado a menos de 20 cuadras de la Gobernación, los acusados desfilaron por la fiscalía de Ana Medina para ser indagados.

El primero en declarar fue el policía, un oficial subayudante de 27 años que el mismo viernes que lo detuvieron al salir de su casa fue desafectado de la Policía a la que se sumó en 2011. Ambas cosas- la captura y la sanción- estuvieron a cargo de la Auditoría General de Asuntos Internos del ministerio de Seguridad.

Asistido por su abogado particular, Darío Saldaño, el ex jefe de calle de la Cuarta declaró durante dos horas, entre las 12 y las 14, para explicar qué tipo de relación tenía con el grupo, específicamente con el cabecilla.

Recordemos que está acusado de “encubrimiento agravado” por su condición de policía.

“Dio detalles y reconoció que acudió a la casa del acusado (su presencia en el lugar surge de las tareas de vigilancia), pero dijo que lo hizo en respuesta a un llamado al 911”, explicó el defensor, resaltando que su cliente “estaba investigando a esta persona y había acercado información a la fiscalía hace dos meses”.

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Según Saldaño, ese material fue agregado ayer a la causa y el policía permanecerá detenido mientras la justicia analiza el pedido de excarcelación que también fue planteado ayer.

Los cargos que le imputan, por ahora, son excarcelables, aunque la salida del ex policía podría complicarse, anticiparon fuentes distintas.

La investigación comenzó en febrero pasado con algunos datos que referían sobre las andanzas de una banda de narcotraficantes presuntamente liderada por el esposo de una empleada del Servicio Penitenciario Bonaerense. Completaban el grupo el cuñado del supuesto cabecilla, por lo menos tres sujetos que se dedicaban a vender la sustancia en la calle y un “asesor financiero”

“Se ocupaba de llevar a cabo las finanzas de la organización y asesoraba a sus integrantes a la hora de invertir el dinero obtenido, fundamentalmente con la compra de vehículos o de terrenos y la construcción de departamentos”, informaron voceros oficiales, que, por eso, apodaron a la banda como “la del contador”.

Fuentes judiciales aclararon que ese profesional “fue identificado pero no se reunieron elementos suficientes para incriminarlo en las actividades delictivas de la organización”, aunque sí se allanó su casa. Lo que se sospecha es que la esposa del sindicado líder se habría encargado, en la práctica, de administrar los fondos. Por eso quedó detenida por “encubrimiento agravado en su modalidad de asegurar y ayudar al autor del hecho a asegurar el provecho de la actividad de modo habitual”.

Su defensa también presentó el pedido de excarcelación.

la modalidad

“Tras varios meses de tareas de inteligencia, que incluyeron vigilancias encubiertas, seguimientos, tomas de fotos y filmaciones, se estableció que el grupo utilizaba vehículos de alta gama para entregar la droga mediante la modalidad delivery y que también vendía en la calle, en distintos puntos”, explicaron desde Seguridad.

Los pesquisas habían identificado varios vehículos de la banda, entre ellos un Peugeot RCZ; un Peugeot 208; una Volkswagen Amarok; una Ford Ranger; un Mercedes Benz A 250 y un Toyota Corolla, entre otros.

Algunos de ellos se secuestraron en los 16 allanamientos que se hicieron desde la madrugada y hasta bien entrada la tarde del viernes, en domicilios de San Carlos, Los Hornos y el Centro, incluido el departamento de 66 entre 9 y 10 donde encontraron la “cocina”.

Había allí, además de la droga y los envoltorios para acondicionar las dosis, un microondas “que se usa para calentar el clorhidrato de cocaína antes de mezclarlo con los precursores químicos y la prensa para prensar el producto ya cortado y estirado”, describió un detective.

Sólo en ese lugar personal de Narcocriminalidad secuestró 1.850 gramos de cocaína y 750 gramos de sustancia de estiramiento. El resto de la sustancia fue incautada en los otros procedimientos, junto con 556 mil pesos distribuidos en una mochila y una bolsa de cartón, 731 dólares, un revólver calibre 22, varias municiones, doce teléfonos celulares, dos balanzas y elementos de corte.

“Suponíamos que la ‘cocina’ estaba en el conurbano y que desde ahí trasladaban la droga para distribuirla en La Plata”, dijo un pesquisa, sin ocultar su asombro por el nivel de sofisticación de esta banda conformada por personas que no superan los 35 años.

“Habían comprado varias propiedades y vehículos y alquilaban permanentemente distintas viviendas para no permanecer demasiado tiempo en el mismo lugar”, aportó la misma fuente. En el departamento donde funcionaba la cocina no vivía nadie.

La carátula de la causa, todavía abierta, es “comercialización de estupefacientes agravada”.

“Suponíamos que la cocina estaba en el conurbano, como siempre, pero La Plata está heavy”