Urge impulsar un plan de preservación del patrimonio forestal

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La polémica decisión municipal de talar varios ejemplares de eucaliptus por considerar que se encontraban secos y deteriorados, en tanto que los vecinos que formularon la denuncia pública consideraron que la extracción carecía de motivos valederos, vuelve a poner sobre el tapete una política forestal que, por una reiteración de acciones, origina preocupación por el presente y futuro del patrimonio arbóreo y por la diversidad botánica que puebla las calles y espacios verdes de La Plata.

Según se detalló en la nota periodística, esta semana los vecinos de la rambla de avenida 72, a la altura de calle 28, constataron cómo varios eucaliptos de no menos de siete décadas de vida eran removidos sin motivo aparente por las motosierras comunales. Y si bien el Municipio justificó la medida en que los ejemplares estaban “secos”, la drástica intervención fue cuestionada y, como se dijo, abre serios interrogantes acerca de la suerte del arbolado público platense.

En cuanto a la rambla de 72 corresponde señalar que forma parte del antiguo camino de Cintura, que circundaba a la Ciudad. Sobre ese trazado, al advertirse que nuestra ciudad quedó a poca distancia de uno de los polos petroquímicos de mayor magnitud en el país, un grupo de dirigentes de entidades locales liderados por el fallecido Nicodemo Scenna -un acérrimo defensor del arbolado público- promovieron la extensión de una denominada cortina forestal, con arbolado de alto porte, que actuara como una barrera ante la creciente contaminación ambiental que se registraba en la zona.

Parte de esa iniciativa se concretó en forma exitosa en el sector del hoy llamado parque Rodriguez, por la zona del Dique, lográndose también extender algunos tramos densamente arbolados en el vértice del barrio El Mondongo y a lo largo de las ramblas de las avenidas 72, 31 y 32, mientras que el frente de las avenidas 120 y su paralela la 1 contaban con la profusa arboleda del paseo del Bosque.

Lamentablemente, hace ya muchos años se comenzó a hablar en esta columna del virtual estado de crisis forestal que se advertía en nuestra ciudad. Un estudio realizado por la facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Plata y por entidades ambientalistas determinaba, entonces, que faltaban unos 15 mil árboles, por lo menos, para volver a contar con el nivel de defensa ambiental que tuvo antes.

Como se ha dicho tantas veces, resulta definitivamente grave que en esta materia no exista una adecuada protección y que no se ponga el empeño que hace falta para la debida preservación y renovación del arbolado público. Durante algo menos de un siglo y medio se ha vivido del esfuerzo y la visión que tuvieron los fundadores y de quienes siguieron su legado. Pero la situación actual -y la falta de dedicación para revertir la crisis- abre enormes interrogantes sobre el futuro.

Cabe esperar que el permanente reclamo de los vecinos y las recomendaciones que no dejan de formular los especialistas sirvan para que, de una vez por todas, se trace un plan estratégico de defensa del patrimonio forestal. Con ese propósito deberían ser convocadas las entidades ambientalistas y ecologistas, así como las áreas de la Universidad que han estudiado el tema y tienen soluciones para proponer.

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