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La Ciudad |LOS OBSTÁCULOS PARA EL ACCESO TAMBIÉN ABARCAN A LOS ÁMBITOS ACADÉMICOS Y CIENTÍFICOS

El 65% de los que egresan de la UNLP son mujeres y el mundo laboral no se entera

Es un fenómeno que explotó en 2010 y se consolidó. Sin embargo, tanto en el sector privado como en el público, la mayoría de los cargos jerárquicos aún siguen en manos de hombres. Hablan las protagonistas

El 65% de los que egresan de la UNLP son mujeres y el mundo laboral no se entera

En poco más de una década, el porcentaje de mujeres egresadas en la universidad nacional de la plata en relación al total experimentó un notable incremento / archivo

18 de Marzo de 2018 | 06:30
Edición impresa

Por CARLOS ALTAVISTA
caltavista@eldia.com

La brecha se agranda. En 2006, sobre poco menos de 4.000 egresados de la Universidad Nacional de La Plata, el 56,5% fueron mujeres y el 43,5%, hombres. En 2015, hasta hoy el año con mayor número de graduados -6.958-, el 64,5% fueron mujeres mientras que los hombres diplomados cayeron hasta el 35,4%. ¿Qué hay detrás de esta tendencia que crece y se consolida? Pero además, ¿qué ocurre luego de los actos de colación de grado? Ahí los números comienzan a invertirse en la medida que se sube en la escala jerárquica, en todos los estamentos. ¿Se impone la “pauta cultural del cuidado del otro”?

Antes de entrar de lleno en ese análisis, fruto del trabajo que se lleva adelante en la propia UNLP, vale la pena zambullirse en estadísticas más abarcativas.

Desde ese 2006, la prevalencia de las mujeres sobre los hombres en el renglón “egresados” fue dibujando una auténtica escalerita.

El 56,5% de graduadas ese año dejó paso al 58,1% en 2007; el 59,2% en 2008; el 59,5% en 2009. Pausa. Al año siguiente las egresadas superaron la barrera del 60% y no lo abandonaron hasta hoy, estableciendo una brecha que, como se señaló, se ha consolidado.

Así, en 2010 fueron el 61,8%, y siguieron creciendo hasta ser en 2015 el 64,5% del total de diplomados.

Si se toma el trienio 2014-2016, sobre 20.531 graduados hubo un 63,14% de mujeres y un 36,85% de varones.

Es importante aclarar que en la línea de largada, es decir, el ingreso a la Universidad, la paridad se impone. En otras palabras, empiezan casi 50-50, y con el correr de los años la balanza se va inclinando claramente.

En los cursos de nivelación se observa, en líneas generales, un equilibrio entre chicos y chicas. Sin embargo, a medida que avanzan las carreras y empieza el desgranamiento es notorio como se trastoca ese equilibrio.

Aulas y pasillos son testigos de una supremacía muy clara de las mujeres, describieron en Bellas Artes, una de las dos unidades académicas más populosas de la casa de estudios superiores platense.

La mujer trabaja y se ocupa del otro, marido, hijos, padres, la casa. Eso está internalizado”

 

Volviendo a los números duros, lo cierto es que, desde 2010, de cada 10 alumnos que se reciben entre 6 y 7 son de sexo femenino. La persistencia en el tiempo de esta realidad tiene un impacto muy claro en el presente pero, sobre todo, a mediano y largo plazo: las mujeres tendrán mejor formación que los hombres.

O, si se quiere, más herramientas para dar la “batalla cultural, la más larga, la más difícil, pero la imprescindible”, como apuntan los especialistas.

LA PAUTA CULTURAL

“Como profesora de grado y de posgrado, puedo percibir que las alumnas son más estudiosas. Sacan mejores notas. Si se reparte un texto, lo leen y analizan con mayor detenimiento. El estudio requiere cierta disciplina, que está muy presente en las mujeres”, describió la docente e investigadora en cuestiones de género de la Facultad de Derecho, Manuela Graciela González.

En términos sencillos pero contundentes, la catedrática se refirió a la etapa que comienza luego de que se recibe el diploma, donde la fuerte brecha que marcan las estadísticas oficiales no encuentran correspondencia.

“Observamos una cosa en el estudio y otra en el trabajo, pues en ese campo entran a jugar muy fuerte mandatos sociales que la mayoría de mujeres tenemos internalizados y que ralentizan el desarrollo profesional. Casarse y ser madre es uno, y con el tiempo va jugando un rol fundamental ‘el otro’. El estar pendiente del otro, que está naturalizado que le corresponde a la mujer”, apuntó González.

El otro es la familia. Es la madre o el padre mayor a quien hay que cuidar, es el marido o pareja, son los hijos. “Si una mujer está en el trabajo y la llaman de la escuela, sale corriendo. Si se comunican con el hombre, éste llama a la mujer. O, por caso, si una mujer con familia está estudiando para un concurso, se tiene que ocupar también de los chicos y la comida. En cambio, si lo está haciendo el varón y se le pide algo, responderá que no lo molesten y eso está asumido como normal”, ejemplificó.

Y añadió: “Una vez, haciendo un trabajo, consulté a secretarias de juzgados civiles en edad de ser madres si querían llegar a juezas. La mayoría respondió que antes querían casarse y/o tener hijos. Eso se mantiene muy arraigado en ciertos estratos sociales. Y es así que la mujer llega a juez, pero tarda mucho más, el camino es mucho más largo”.

Manuela González subrayó, tras remarcar que la mujer trabajadora que “también se ocupa de la heladera, de ordenar la casa y de los niños cumple una doble jornada laboral invisible”, que aquellos que se dedican a estudiar la temática de género están “poniendo el acento en descifrar de qué manera se sigue transmitiendo la pauta cultural del cuidado del otro”. Apuntó en gran parte a los medios que, muy sutilmente -dijo-, siempre ponen la mirada afectiva del lado de la mujer y el poder de decisión del lado del hombre.

LA DISCRIMINACION “INTERNA”

Irina San Sebastián (29), una bahiense que en 2015 se graduó de astrónoma y hoy se encuentra realizando el doctorado con una beca del Conicet, advirtió que los números del egreso por si solos podrían llevar a pensar, erróneamente, que eso “implica una mayor igualdad de género, o, peor aún, podrían usarse como uno de los justificativos paupérrimos para negar la existencia de un sistema patriarcal”.

La Licenciada en Astronomía comentó que “esa pregunta la hemos debatido en algún Encuentro Nacional de Mujeres, donde hablamos sobre el espacio de conquista que es la universidad para la mujer, cómo ha crecido en las últimas décadas, y a su vez, (la persistencia) del mandato social que recae sobre nosotras en el sentido de que debemos ser responsables y estudiosas. Pero también nos planteamos algo que me parece fundamental a la hora de analizar dicha pregunta: la inserción de la mujer, o de cualquier persona que no sea varón, en el mundo laboral”. ¿Conclusión? “Es muy difícil conseguir un trabajo no precarizado sin un título universitario, conseguir una independencia económica”.

Elegir música sigue siendo complicado para la mujer. Pero poco a poco ganamos espacio”

 

Luego habló de su experiencia en las aulas del Observatorio. “Viéndolo en retrospectiva, creo que estudiar astronomía para mi fue un poco un desafío y otro poco rebeldía. La matemática y la física no eran para las mujeres, eso era ‘cosa de varones’. A nosotras ‘no nos da la cabeza para eso’. Y esas frases van atravesándote durante la carrera también -aseguró Irina-. Ya sea por lo que escuchaste desde chica o por ‘chistes’ o comentarios en las materias que vas cursando, he vivido personalmente, y lo han vivido muchas amigas, no sentirnos capaces o suficientemente inteligentes en muchos momentos de la carrera”.

Dudó. Más de una vez. Pero siguió adelante y hoy disfruta de su trabajo como investigadora. Aunque enfatizó: “No por ser parte del ámbito universitario-científico estamos exentas del sistema patriarcal. En teoría se supone que tenemos la misma posibilidad de acceder a un cargo de mayor jerarquía; en la práctica no se refleja lo mismo”.

¿MÚSICA?

“Elegir una carrera de música para una mujer hoy en día sigue siendo una decisión complicada, por prejuicios y condicionamientos sociales que siguen instalados. Entonces creo que la búsqueda de legitimar y resignificar ese lugar al que podemos acceder después de tantos años se refleja en la cantidad de egresadas que hay, que se esfuerzan y priorizan la carrera para lograrlo”, afirmó la pampeana Carolina Brignoli (25), egresada en 2016 como Profesora en Música en la orientación Música Popular, actualmente docente de Bellas Artes, compositora e intérprete.

Recordó que cuando ingresó “las mujeres que cursábamos éramos un 20% en relación a los hombres. Seis años después fuimos egresando mujeres y hombres en casi igual proporción. En mi caso, la constancia, la responsabilidad, y en primer lugar la prioridad de terminar la carrera por mis condiciones de vida fueron los motores”. Y consideró que “la razón de que vaya en aumento el ingreso de mujeres a la carrera quizás tenga que ver con la apertura, a nivel social, de espacios que antes eran integrados sólo por hombres, tanto en la universidad como en el espacio artístico musical en sí, de composición, producción e interpretación”.

“Hace muy pocos años que las mujeres empezamos a ingresar a espacios que antes sólo eran ocupados por hombres. Y esto se da de manera lenta. El sistema sigue legitimando un modelo patriarcal que poco a poco y gracias a las luchas se está cayendo. Pero aún hoy falta mucho por recorrer”, remató.

A este ritmo, en formación, están sacando varios cuerpos de ventaja para desandar ese duro camino.

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En poco más de una década, el porcentaje de mujeres egresadas en la universidad nacional de la plata en relación al total experimentó un notable incremento / archivo

Manuela González, Docente e Investigadora (UNLP): “Las alumnas son más estudiosas. Sacan mejores notas. Si se reparte un texto, lo leen y analizan con mayor detenimiento. El estudio requiere cierta disciplina, que está muy presente en las mujeres”

Irina San Sebastián, astrónoma: “Viéndolo en retrospectiva, creo que estudiar astronomía para mi fue un poco un desafío y otro poco rebeldía. La matemática y la física no eran para las mujeres, eso era ‘cosa de varones’”

Carolina Brignoli, profesora de Música: “Cuando ingresé a la carrera las mujeres que cursábamos éramos un 20% en relación a los hombres. Seis años después fuimos egresando mujeres y hombres en casi igual proporción”

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