El Lobo, entre la desidia, el descontrol táctico y la ausencia de ideas en ataque

Gimnasia redondeó una tarde para el olvido y protagonizó su tercera derrota en fila en la Superliga. Con poco, Argentinos desnudó todas sus falencias. El equipo jamás mostró rebeldía para encaminar el trámite

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Por NICOLÁS NARDINI
nnardini@eldia.com

¿Tocó fondo Gimnasia? ¿O la caída continuará en un abismo sin fin? Después del penoso partido protagonizado por el equipo en San Juan, resultaba difícil imaginar que el Lobo podía repetirse en una producción que reflejase apatía y anarquía en partes iguales. Y, sin embargo, los protagonistas ayer se esforzaron y lo lograron, fueron por más, se vieron superados por Argentinos Juniors, en un segundo tiempo que quedará para el recuerdo por la pobreza de la expresión albiazul.

Facundo Sava, buscando atenuar el incendio vivido por la bronca de los hinchas a lo largo (y sobre todo al final) del partido, rescató en su comparecencia ante los medios lo realizado a lo largo del primer tiempo. Se entiende la posición del conductor del grupo, optó por no echar más leña al fuego. Ahora bien, es menester destacar que el análisis de un partido no puede realizarse sin tener como principal elemento el desenlace y todas los aspectos que fueron influyendo, a lo largo del trámite, para que el mismo se diera de la manera en que se dio.

DE LO FLOJO A LO PREOCUPANTE...

El primer tiempo de Gimnasia fue flojo. Nunca le encontró la vuelta a la historia. Argentinos supo cerrarle los caminos al gol y los de Sava quedaron presos de una total intrascendencia, sin capacidad de herir en ataque. La generación de juego quedó casi siempre como una empresa que terminaba en tres cuartos de campo. La profundidad brilló por su ausencia.

Encima, se fueron al descanso empardados sólo porque Cabrera malogró una chance de gol debajo del arco de Arias de manera insólita.

La segunda parte dejó la peor cara de Gimnasia. Hubo horrores que propiciaron los goles de Argentinos Juniors y una incapacidad manifiesta para alterar el cuadro de situación. El Lobo careció de rebeldía, los protagonistas generaron las peores sensaciones del fútbol: apatía y desidia.

Apatía para contagiarse de lo que le exigían desde afuera, que era al menos una reacción anímica, si la futbolística era imposible de generar por la pobreza exhibida. El equipo jugó con la misma parsimonia en el 0-0, el 0-1 y el 1-3, sin convicción para revertir un resultado adversos en su propia casa y ante un equipo al que no le sobra nada como Argentinos Juniors.

Y desidia por el cúmulo de errores tácticos, posicionales y de toma de marcas en la pelota parada, un karma que persigue desde hace mucho tiempo, cuestión que incluso excede al actual cuerpo técnico.

Gimnasia dejó espacios por todos lados para que Argentinos le marcara. No fue nunca un bloque compacto en defensa, ni se le cayó una idea en ataque. No tuvo personalidad para romper la dinámica adversa que se le planteó desde el primer gol de la tarde. Y las “soluciones” a las que echó mano desde el banquillo no hicieron más que exasperar a la gente, con Barrales como abanderado de las quejas.

El equipo entró en un tobogán que sólo genera preocupación a corto, mediano y largo plazo. Si en calle 4 ya no están pensando en un mercado de pases de impacto para junio próximo, las derivaciones pueden ser graves.

 

 

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