Video.- Nueva denuncia por derramamiento de desechos al Arroyo del Gato

Una nueva denuncia fue impulsada en torno a la contaminada cuenca del Arroyo del Gato e igual que el mes pasado apunta a los desechos vertidos desde una planta industrial de 12 y 514, en Ringuelet.

Preocupados por la creciente contaminación, los denunciantes remarcaron que desde hace días divisaron que los desagües de esas instalaciones emanan un líquido blanco posiblemente con efectos nocivos para el castigado cauce.

"No puede ser que con lo contaminado que está el arroyo todavía estemos viendo como caen estos líquidos", expresaron los vecinos.

Al parecer, el vertido es efectuada desde las mimas instalaciones de donde hace casi dos meses denunciaron un caso de derramamiento de líquido violeta en grandes cantidades y que tiñeron las aguas del arroyo llamando la atención del vecindario y transeúntes.

Con 106 kilómetros cuadrados, la cuenca del Gato abarca la mayor parte del casco histórico platense y sus inmediaciones. Es la versión local del Riachuelo, una combinación de desagüe pluvial y sumidero séptico.

Desde hace algunos años, las obras del mega-plan hidráulico contra las inundaciones refuerzan esa condición: el revestimiento en hormigón del cauce clausuró cualquier chance de recuperación ecológica “integral”, aunque cediera el grado de suciedad de sus aguas y las de sus aportantes Pérez y Regimiento, igualmente sucios y casi totalmente entubados.

A lo largo de su recorrido, el Gato recibe vertidos cloacales a industriales, lixiviados -el venenoso “jugo” de la basura en estado de descomposición-, y desperdicios sólidos domiciliarios.

El estudio más reciente acerca de su estado, realizado por la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional, corroboró lo que venían poniendo de manifiesto todos los análisis previos: se trata de una cloaca a cielo abierto, con una presencia de bacterias fecales cinco veces mayor a la permitida -25 mil por mililitro, cuando no deberían ser más de 5 mil-, además de residuos sólidos domiciliarios y desperdicios industriales que son arrastrados hasta desembocar por medio del río Santiago en el estuario del Plata, a un kilómetro de la toma de agua para potabilizar en la planta Donato Gerardi de Punta Lara.

Para peor, en las inmediaciones del Mercado Regional, el arroyo reciben a diario miles de litros de residuos cloacales “crudos”, desde las instalaciones abandonadas de una antigua planta de tratamiento de aguas negras que nunca funcionó.

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