Una gran pérdida para el deporte argentino

Edición Impresa

Adrián D’Amelio

adamelio@eldia.com

Lo que era un secreto a voces se terminó por develar ayer, cuando la FeVA publicó en la página web, la carta donde Julio Velasco oficializaba su salida del seleccionado argentino de vóley masculino tras la disputa del Mundial.

No solamente la ida de Velasco es una pérdida para el vóley, sino lo es para todo el deporte argentino por lo que puede trasmitir el prestigioso entrenador platense.

A Velasco se lo puede considerar un “intelectual del deporte”. La manera de hablar, de comunicar sus ideas lo colocan en lugar de excelencia que supera las fronteras de lo estrictamente deportivo.

El alejamiento del seleccionado nacional no es una decisión que tomó de la noche a la mañana, sino que es una determinación bien madurada. Inclusive que trajo desde el último regreso a la Argentina.

Velasco debe volver a Italia, su “segunda casa”, y como él dijo tiene que ver con “razones exclusivamente personales y familiares”. Esa es la causa de su retorno al país europeo donde está afincado a su núcleo familiar: esposa, hijos y nietos. En este momento tiene que estar cerca de ellos, más que nunca.

Lo del Modena (equipo con quien se consagró multicampeón y desde ahí dio el salto al seleccionado de Italia) tampoco tiene que ver con la ida, ni que se encuentre molesto por “modificaciones” al entrenamiento. Si hubiese sido así, Velasco lo habría dicho sin empacho, porque le sobran espaldas. La familia lo reclama y la familia es lo primero.

 

 

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