“Bella Ciao”: la historia de la canción de protesta de “La Casa de Papel” que conquista el mundo

El tema que se escucha en los boliches, se canta en las canchas y se viraliza en internet nació como un himno antifascista

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Cuando le consultaron a Alvaro Morte (El Profesor) la razón del éxito mundial de “La Casa de Papel”, la serie de habla hispana más vista en la historia de Netflix, el actor no dudó en reconocer como clave el espíritu “robinhoodesco” de los atracadores en tiempos de crisis mundial donde todos se sienten aplastados: los ladrones sublimarían así las fantasías de resistencia del espectador, sus sueños de ganarle al sistema.

“Ellos representan al pez pequeño que se enfrenta al poderoso, a esas personas que tienen concentrado casi todo el dinero del planeta, y eso llama mucho la atención del que la está viendo”, apuntaba ante la consulta Morte, y reconocía que en el contexto actual “es muy fácil sentirte identificado con las pasiones y motivaciones que tienen esos personajes. No digo con su faceta de criminales pero sí con las cosas que les pasan por dentro”, aclara.

Y “Bella Ciao” encapsuló, justamente, ese espíritu: el éxito de la canción que suena en varias oportunidades en la serie española de Alex Pina acompaña el furor global que causa la serie no solo por su melodía pegadiza que ya suena en radios y despierta euforia en los boliches; sino también porque su historia encapsula esa lucha del pez pequeño contra el pez grande, de David contra Goliat.

El título de la canción, que explota en Spotify en varias de sus versiones y se escucha por la calle, significa en italiano “Adiós bella” y era una composición musical popular entonada por la Resistencia italiana, el movimiento que se oponía al fascismo de Benito Mussolini y a las tropas de ocupación nazi instaladas en Italia durante la Segunda Guerra Mundial.

Ese es el origen “oficial” de la composición, que, sin embargo, podría tener un origen todavía más pasado: dicen algunos especialistas que la melodía era entonada por las mujeres que trabajaban en los arrozales de la llanura de Padana, el valle del río Po (ubicado al norte de Italia) y que habría sido compuesta por Vasco Scansani di Gualtieri; dicen otros expertos que el registro más antiguo que se conoce del tema es parte de la tradición de la música klezmer, los sonidos tradicionales de los judíos askenazis de Europa central y del este: el origen de la canción es en ese caso atribuido a Mishka Ziganoff, acordeonista klezmer que la registró por primera vez en Nueva York, en 1919, y que compuso la canción como una evolución del tema yiddish “Oi oi di koilen”.

Lo cierto es que sea cual sea su origen, la canción evolucionó hasta volverse sinónimo de lucha en Italia durante los tiempos de fascismo, y reapareció en el convulsionado fin de década del 60 como himno de las manifestaciones obreras y estudiantiles de 1968.

LA LETRA

¿Qué dice la canción? “Una mañana me desperté, adiós bella, adiós bella, adiós bella, adiós, adiós. Una mañana me desperté y encontré al invasor. ¡Oh! Partisano, llévame contigo, porque me siento morir”, inicia la composición que fue versionada por decenas de artistas, entre las que se cuentan las versiones del gran Yves Montand, Mercedes Sosa y Manu Chao, que incluso tuvo una versión punk y que termina cantando a “la flor del partisano, muerto por la libertad”: una oda a la resistencia que suena en varios momentos triunfales de “La Casa de Papel”, sellando la amistad eterna en la cofradía de atracadores.

La canción se convertiría en un himno de lucha también en Sudamérica: fue adoptada como propia durante la revolución cultural de Salvador Allende, interpretada por Quilapayún.

Cuatro décadas más tarde, la canción es ya parte del “mainstream”, eternizada como “el tema de La Casa de Papel”. Las versiones de fanáticos se popularizan en internet. Incluso en La Plata, donde el tenor Rubén Martínez, fanático del Lobo platense y de cierto parecido con Moscú, protagonista de la serie, se volvió viral al cantar el tema, con creciente emoción, en un Polideportivo de Gimnasia vacío.

¿Estarán contentos quienes la entonaban mientras luchaban contra el fascismo? ¿Se sentirán representados en la lucha de los ladrones de “La Casa de Papel”, hartos de estar aplastados por un sistema injusto? ¿O considerarán el uso de la canción una jugarreta de marketing que termina banalizando un himno generacional?

 

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