Definen el hábeas corpus por estado de la Unidad 34

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El Ejecutivo bonaerense dio repuesta al traslado de la Justicia para que se expida -posiblemente hoy- sobre el gravísimo panorama planteado en un hábeas corpus, que se trató en audiencia oral y pública en el Tribunal de Casación Penal bonaerense, en la que presos en la Unidad 34 de Romero revelaron, por ejemplo, que internos mayores de 70 años, que padecen sarna, son cuidados por otros detenidos que les hacen curaciones con agua, sal, y lavandina; mientras internos que hace 15 años que cumplieron la pena siguen allí porque no tienen familiares que se ocupen de ellos; y otros con trastornos psiquiátricos que son tratados como presos comunes, en cedas de aislamiento.

Voceros judiciales revelaron que también presentaron sus dictámenes el Defensor de Casación, Mario Coriolano; la Defensoría del Pueblo bonaerense, y además la Corte provincial ordenó una serie de medidas sobre la situación descripta.

También informaron que la fiscal penal de La Plata Ana Medina envió copias sobre su investigación a cerca de la muerte de un interno de la Unidad 34, 48 horas después de la audiencia de hábeas corpus en Casación, el 5 de junio último.

Ese día, a cargo del juez de Casación Víctor Violini, que integró la Sala III con su colega Ricardo Borinsky y la participación del defensor de ese Tribunal, se planteó que en la Unidad 34 ingresan personas con problemas de salud mental “a espacios carcelarios inadecuados, que no reciben la medicación esencial para muchas patologías y ausencia de tratamientos”.

Coriolano alegó que se “está violando la Ley de Salud Mental, que prohibe expresamente la aplicación de medidas de aislamiento”.

El defensor de Casación dijo que al concurrir a la Unidad 34 se detectó el uso de celdas individuales, lugares que muchas veces funcionan “como tratamiento o como castigo”, y que esto “constituye un trato cruel, inhumano o degradante”.

Luego prestó declaración el interno G.F., quien reveló que “al momento de presentar el hábeas corpus tenía un contagio de sarna y no recibió atención médica pese a su insistencia”, y que se pudo curar porque su familia le llevó medicación adecuada”.

Además declaró un interno de nacionalidad peruana, J.H.. Contó que lo llevaron allí desde la Unidad 40, y que ni bien llegó “le dieron una inyección y lo tiraron a un buzón” (pequeña celda de aislamiento).

También atestiguó el interno C.H., quien explicó que el 13 de noviembre declaró dopado, que lo tienen así “casi siempre” y que en ese estado “no puede hacer sus necesidades”.

 

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