La ciudad festejó la victoria de Nigeria como una propia

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El escenario y la angustia así lo ameritaban. El horario pico, sin dudas, también colaboró con el desahogo.

Y es que, unos minutos pasados de las 13, llegó el primer estallido popular.

Con el gol de Musa, los gritos y los bocinazos se hicieron sentir en pleno centro platense, en los bancos y en distintos puntos de la Ciudad de las Diagonales.

El público en general disfrutó de lo ajeno y lo hizo propio.

Ante la ausencia de alegrías argentinas, el rezo hacia la performance nigeriana dio sus frutos.

Cerca de las 13:30, la confirmación de las buenas noticias llegaron con los abrazos, las sonrisas y el desahogo por el segundo gol de Musa.

Sólo el penal, fallado por Islandia, generó cierto nervio frente a un viernes que se tiño de verde y que espera lo mismo, pero con otros colores, el próximo martes.

 

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