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La Ciudad |HISTORIAS PLATENSES

Conquista incómoda, o los nuevos desafíos en tiempos igualitarios

¿Pagar la cena, o pagar a medias? ¿La frase halagadora, el piropo, o el silencio? Las fórmulas históricas en revisión

Conquista incómoda, o los nuevos desafíos en tiempos igualitarios

El intento vano de conquistar a una joven con una flor, en tiempos de mujeres que buscan otras actitudes de los hombres / Dolores Ripoll

9 de Junio de 2018 | 01:48
Edición impresa

Por ULISES RODRÍGUEZ
historiasplatenses@gmail.com

“Estás desorientado y no sabés qué trole hay que tomar para seguir”, decía Cátulo Castillo en el tango “Desencuentro”. Algo de lo que describió el poeta a comienzos de los ‘60 está ocurriendo hoy con los hombres ante las mujeres que se plantan ante viejas costumbres a la hora de la conquista masculina. Es que, en muchos casos, tiene un sabor machista y atrasa en tiempos donde ellas luchan por la igualdad de derechos.

Las situaciones son más visibles en hombres que promedian los 40 años o más aunque en la lista también podrían entrar algunos jóvenes. Juan José Mendoza es empleado en una fiambrería, tiene 38 años, un hijo y está separado hace poco más de dos años después de haber estado 12 en pareja. Dice: “Al menos desde mi percepción las cosas han cambiado”.

“Al tiempo que me separé invité a salir a una chica que iba siempre a comprar a la fiambrería. Ella tiene 33 años y es muy agradable para charlar. Cuando supe su nombre le pedí amistad en Facebook y le propuse ir un día a tomar algo. Al principio me dijo que no pero después aceptó. Le ofrecí pasarla a buscar en mi auto y me dijo que iba por su cuenta. Charlamos como 2 horas y al momento de pagar no quiso que yo pagara la cuenta y me advirtió que si lo hacía se iba a enojar. Entonces pagamos entre los dos. Después le volví a ofrecer llevarla a su casa y me dijo que no era necesario. Le regalé un chocolate que había comprado especialmente y agradeció por cortesía nomás. Entonces me sinceré y le confesé que me gustaba pero que hacía mucho que no salía con otra mujer. Su respuesta fue contundente: ‘te soy sincera, se nota mucho’. Nos dimos un beso en la mejilla, se fue en un taxi y no volví a verla”.

El cambio de roles hace que se modifiquen también las relaciones

 

Los días que siguieron Juanjo se sintió perdido y buscó consejos en sus amigos pero ninguno lo pudo ayudar. “Todos están casados, en pareja y con hijos y piensan como yo. Así que no me sirve. Cuando tenía veintipico y salía con una chica me sentía en la obligación de pagar, llevarla en el auto y siempre aparecía con una flor o un chocolate pero parece que eso ya no funciona”, dice el comerciante a El Día.

OTRAS MUJERES, OTRAS MIRADAS

La doctora en antropología e investigadora del Conicet Mariana Chaves explica que “las mujeres tenemos ahora más opciones de legitimación. Sin abandonar el modelo tradicional de madre, esposa, novia y trabajadora hay una mujer profesional, mujer que desea, mujer salidora, mujer más amplia; algo que no noto que haya sucedido en los últimos tiempos con los varones. Y no es por ellos sino que el movimiento histórico, político, social, cultural no se ha dado en ese sentido entonces tienen menos opciones frente a nuestros modos. Entonces al cambiar los roles hace que se modifiquen también las relaciones, entre ellas las prácticas de cortejo”.

Para la investigadora platense que “la mujer corteje está legitimado en varios ámbitos. Algunos hombres lo aceptan y otros directamente no pueden con mujeres que lo hagan porque necesitan ser siempre ellos los que inician, los que avanzan porque a muchos no les produce placer esa situación, no colocan deseo ahí si no está la idea de la conquista. Para nosotras también es un aprendizaje porque necesitamos que entiendan que no somos débiles, que acepten nuestra fortaleza y la disfruten”.

Guillermo Ale (35) es actor formado en La Plata y la mayor parte del año está de gira por Latinoamérica con obras de teatro. En el tiempo que está en la Ciudad nota como las mujeres argentinas -platenses en particular- tienen un comportamiento diferente respecto de sus pares latinas.

“Donde en Colombia se puede ver cortesía aquí puede llegar a ser una práctica en desuso como abrir la puerta del taxi a una mujer, pagar la cuenta en un restaurante. Me ha sucedido en Ecuador que una mujer me invite al cine y estaba implícito que era yo -a pesar de ser invitado- quien debía pagar la entrada. En Perú hay un dicho cotidiano en las parejas que dice ‘si me está celando y me interroga es porque me quiere’. Algo que aquí sería prácticamente lo contrario.

Néstor Artiñano es doctor en Trabajo Social y decano de la Facultad de esta carrera desde el mes de abril. Uno de sus libros se titula “Masculinidades incómodas: jóvenes, género y pobreza”. Allí propone un abordaje de la construcción del modelo masculino imperante a partir del análisis de la categoría de género.

“Los hombres que se sienten amenazados son los que han vivido la masculinidad de una forma más ortodoxa y son los que tienen que revisar su historia personal y cómo se han construido como hombres”, explica el decano de la Facultad que cuenta con un taller de “Nuevas masculinidades” para los alumnos.

Laura Fasano (30) es realizadora audiovisual y activista feminista en colectivos de La Plata. Ella sostiene que “la potencia de los movimientos feministas está logrando corroer aquellos mandatos de género tradicionales. Hoy en día, para mujeres y femineidades, es mucho más perceptible la presencia de un arsenal de mitos en torno al ‘amor romántico’. Situación que nos está llevando a cuestionar el lugar exclusivo de objeto en que la mayoría de las veces nos pone el cortejo de las masculinidades hegemónicas”.

Como ejemplo Fasano pone al piropo como un comportamiento muy arraigado en la cultura popular, que para quienes lo decían constituía un halago. “En estos momentos, para quienes los recibimos no son más que una de las tantas formas de ejercer violencia sobre nosotras”.

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El intento vano de conquistar a una joven con una flor, en tiempos de mujeres que buscan otras actitudes de los hombres / Dolores Ripoll

Donde en Colombia se puede ver cortesía aquí puede llegar a ser una práctica en desuso, como abrir la puerta del auto a una mujer o pagar la cuenta en un restaurante / shutterstock

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